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Casi medio siglo verde olivo
GABRIEL DÁVALOS
nacionales@granma.cip.cu
Los
militares no votan en las elecciones. Los ejércitos no pueden
integrarse a los movimientos políticos populares. ¿Será que en el
mundo las fuerzas armadas no son parte de los pueblos? ¿A quiénes
sirven entonces?
En
Cuba sucede lo contrario. La gente humilde integra los ejércitos;
así fue en las guerras de independencia y así volvió a ser a
partir del desembarco del Granma, el 2 de diciembre de 1956, cuando
surge el Ejército Rebelde.
Se libró una guerra muy
cerca del pueblo. El carácter popular de la Revolución cubana y de
su Ejército no solo le dio la victoria, sino que le garantizó
prestigio y reconocimiento universal.
El 2 de febrero de 1959,
el entonces comandante Raúl Castro Ruz fue nombrado segundo jefe de
las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire de la República de Cuba, y dos
semanas después asumió también la jefatura de la Comandancia
General de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), órgano que
sustituyó las funciones del antiguo Estado Mayor Conjunto.
En octubre de ese año
se creó el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, que
sería el organismo encargado de rectorar la política defensiva del
país. El propio Raúl fue designado para Ministro de las FAR.
Las
Fuerzas Armadas Revolucionarias pasaron rápidamente de la
estructura heredada del antiguo aparato militar a la de un ejército
regular moderno. Miles de milicianos se incorporaron a las
estructuras defensivas de la naciente Revolución.
La invasión por Playa
Girón, derrotada en solo tres días, y los sucesos de octubre de
1962, marcaron el desarrollo de las FAR y su relación con el
pueblo.
El Ejército
guerrillero, al que Camilo calificó como pueblo uniformado, se
había transformado en las sólidas Fuerzas Armadas Revolucionarias,
con las mismas raíces de pueblo.
UN EJÉRCITO DE LA
REVOLUCIÓN
En todo el país se
vivía un intenso movimiento de transformaciones políticas. El
Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba se extendía a
todos los sectores de la sociedad.
Fue
entonces cuando su Primer Secretario General, el Comandante en Jefe
Fidel Castro Ruz, planteó la necesidad de crear el Partido en las
Fuerzas Armadas, como una institución más del pueblo.
La falta de experiencia
en cuanto a la existencia del Partido en una institución militar
fue el mayor obstáculo. Hubo que diseñar muy bien la estrategia,
preparar cuidadosamente a los hombres que acometerían la tarea, e
incluso buscar algunos antecedentes en otros ejércitos.
El 2 de diciembre de
1963 comenzó la tarea que no concluyó hasta que, unos años más
tarde, la Unión de Jóvenes Comunistas tuvo también su espacio en
las FAR.
INTERNACIONALISMO
VERDE OLIVO
Con
el triunfo de la Revolución, el internacionalismo se convirtió en
parte de la conciencia y la cultura política del pueblo, y por
supuesto, de su brazo armado.
El 10 de octubre de
1963, tras la solicitud del Gobierno argelino, partieron hacia ese
país los combatientes de la primera misión militar
internacionalista de la Revolución.
También el Che,
acompañado por un grupo de combatientes de las FAR y el Ministerio
del Interior, luchó en tierras del Congo, y más tarde en Bolivia.
Su guerrilla, su ejemplo y el de sus hombres han trascendido.
Las misiones en la
República Árabe de Siria, en Angola, Etiopía y en la Nicaragua
sandinista, constituyen los más importantes momentos de nuestra
práctica internacionalista militar.
Más de 400 000
combatientes de unidades regulares y de la reserva, cumplieron
complejas misiones combativas. Más de 2 000 cubanos perdieron sus
vidas en tierras africanas y de otros lugares del mundo.
EL BRAZO PRODUCTIVO
El Ejército Juvenil del
Trabajo (EJT), también denominado brazo productivo de las FAR, tuvo
en sus inicios, en agosto de 1973, la misión de suplir la falta de
fuerza laboral en varios territorios de la nación, principalmente
en las provincias de Camagüey, Ciego de Ávila y Las Tunas.
Participó y fue la fuerza más productiva en el corte manual de la
caña de azúcar. También en la construcción de la vía del
ferrocarril Habana-Santiago de Cuba, y de cientos de escuelas en el
campo; en la electrificación de Baracoa, en el programa alimentario
de La Habana, en los planes citrícolas de Jagüey Grande y la Isla
de la Juventud, en las primeras inversiones del turismo en Cayo Coco
y ha desempeñado un papel fundamental en la campaña antivectorial
en la capital.
A casi medio siglo verde
olivo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias continúan con las mismas
raíces populares que le dieron origen.
Gente de pueblo, de carne y hueso
LA SEMILLA DE UNA
VOCACIÓN
"Mi
abuelo es oficial retirado de las FAR; mi papá, militar. Estudio en
los Camilitos porque es una vocación familiar", asegura sin dejar
lugar a dudas la joven capitalina Yanisleydis Liranza Carrión, con
solo 15 años de edad.
La primera Escuela
Militar Camilo Cienfuegos fue inaugurada en las afueras de La
Habana, para los hijos de los combatientes del Ejército Rebelde. A
lo largo de los años de Revolución fue necesario extenderlas a
todo el país. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias han propiciado,
con su historia y su ejemplo, la vocación militar en miles de
jóvenes de todo el país.
Jamuán Pérez Lorenzo,
ya casi termina su duodécimo grado en la misma escuela. En su
familia no hay militares; la vocación está en su carácter, en su
decisión personal y en sus aspiraciones.
Los Camilitos gozan de
amplio prestigio en el pueblo dada la alta calidad del trabajo
docente-educativo, la educación patriótica y la disciplina.
UNIVERSIDADES
UNIFORMADAS
Estudia Ingeniería
Radioelectrónica en Telecomunicaciones. Tiene solo 18 años y ya es
teniente cadete. La camagüeyana Laritza Álvarez Carmona se prepara
en una universidad militar para ser oficial de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias. Alterna su preparación con la actividad política
y artística; se ha ganado el respeto de toda su compañía.
"Hay
que tener valentía y a la vez mucha disciplina para ser un buen
oficial. Esta Universidad tiene mucho rigor docente y nos obliga a
ser muy responsables; nos inculca el afán por la constante
superación. Las FAR es un sentido para la vida", comenta Laritza.
Maribel del Valle
García, profesora del Instituto Técnico-Militar José Martí, lo
corrobora. Tenía 17 años de edad cuando llegó, y desde hace 39
trabaja allí.
"Siento
el orgullo de haber formado a muchos de los cuadros que hoy son
jefes en las Fuerzas Armadas. Las universidades militares y su
claustro han dado apoyo vital al perfeccionamiento de la defensa de
nuestra tierra", dice Maribel.
Las Fuerzas Armadas
Revolucionarias cuentan con cientos de doctores en ciencias que
comparten sus conocimientos en aulas y centros de investigación de
las FAR.
EL VALOR DE LA
EXPERIENCIA
Al teniente coronel
Evelio Bernabé lo conocen todos en la Gran Unidad de Tanques. Dicen
que todos los soldados y oficiales del batallón que dirige le
tienen cariño. Evelio es su jefe y su amigo.
Está casado y tiene dos
hijos. Fue tanquista en Angola. Está al frente de una fuerza lista
siempre para cumplir misión: la vanguardia. Nunca descuida la
situación personal de cada soldado.
"Trato
de transmitirles a estos jóvenes las experiencias que he adquirido
de la guerra en Angola y de las tantas maniobras de preparación
combativa; pero a la vez entiendo que cada uno de ellos es un mundo
diferente, con sus problemas, sus expectativas", explica Evelio.
Así son los oficiales
del pueblo, porque de él provienen. |