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Desde Venezuela
El colirio que sanó a Medarda
Ventura
de Jesús, enviado especial
Le costó trabajo creer
que no fuera una burla de la imaginación. "Las puedo leer todas;
clarito, clarito", dijo ante el reclamo de la optometrista y sin
ocultar la expresión de felicidad.
Medarda confirma su visión y muestra su sorpresa por tanta mejoría.
Resuelta y dueña de sí
misma, como en sus años mozos, Medarda Olivero repasa letra por
letra la Cartilla de Snller para confirmar su visión a la distancia
de seis metros. Ella misma no se explica cómo ha mejorado tanto.
Se levanta algo asustada
y explica que el problema de poder ver era cada vez más apremiante
y se le había convertido en el mayor estorbo para vivir.
"Hacía
ya tiempo que me sentía con dificultad, y como un año que no veía
nada. Llegué a pensar que esto no tenía remedio. Evitaba hablar
del tema por el temor a que me lo confirmaran. Me volví hasta un
poco evasiva. Afortunadamente, ahora me siento de maravilla."
ALEGRÍA EN EL
CALVARIO
Medarda no es la mujer
atribulada de hace un tiempo atrás. Ahora se muestra activa
mientras cuenta que fue operada de catarata en los dos ojos.
Agradece infinitamente al pueblo cubano y en especial a los médicos
que la asistieron. "No solo curan, sino que te infunden esa
seguridad que una tanto necesita a esta edad para enfrentarse a la
vida".
Esta mujer de 65 años
es solo una de los 80 venezolanos del municipio de El Hatillo, en el
estado de Miranda, que han sido operados en Cuba a través de la
Misión Milagro.
Las personas aquejadas
de la vista en la región son atendidas en un puesto médico ubicado
en el barrio conocido como El Calvario. Allí prescribe el
matrimonio integrado por Yaquelín Jiménez Cera y Elvis Martín
Rodríguez. Desde hace apenas dos meses estos jóvenes galenos
llevan sobre sus hombros la suerte de la importante tarea.
Ambos son especialistas
en Medicina General Integral y pasaron recientemente el Diplomado de
Oftalmología Clínica. Esta estancia en Venezuela es como otra
oportunidad concertada para la joven pareja, que tuvo su prueba de
fuego en Haití, nación donde brindaron solidaridad por espacio de
17 meses.
Los pacientes
encuentran, además, afecto y buena atención en Yainet Cabrera, la
optometrista, y los técnicos en óptica Ricardo Oliver y Santo
Iván Sánchez. Los tres cursan en el hermano país la licenciatura
en su especialidad.
Elvis admite que el
trabajo es muy intenso. Y nos invita a comprobarlo. "Miren, es
fácil de saber. Entre los atendidos justo hasta las 9:30 de la
mañana de hoy ya hemos considerado el estado de salud de la vista a
10 pacientes operados en Cuba".
Narra que el último
domingo, durante un operativo en las comunidades de San Andrés y La
Guairita, él y Yaquelín vieron a 181 pacientes. "Eso revela la
intensidad de la Misión", dice al tiempo que deja ver todo el
optimismo del mundo. "Pero no hay de qué preocuparse; esto lo
hacemos con mucho amor, pues sabemos cuánto representa para el
bienestar de este pueblo".
COSAS QUE DURAN TODA
LA VIDA
Afuera, en la consulta,
no pocos esperan para ser atendidos. Por momentos da la impresión
de que el equipo no da abasto. Delante de los técnicos en óptica
se ubican cada vez más recetas para los lentes de los nuevos
clientes.
Yaquelín confiesa que
ellos se conmueven al escuchar las historias contadas, sobre todo,
por personas mayores, gente que nunca tuvo acceso a los servicios de
salud y mucho menos a algo tan caro como una operación de la vista.
Entre los pacientes más
apreciados se encuentra sin duda la afable Medarda. Al saber que
somos periodistas cubanos, se esfuerza por encontrar el mejor modo
de dignificar la contribución del pueblo hermano.
"No
hay gratificación que pueda pagar lo que ustedes hacen por
nosotros. Es imposible calcular el beneficio. Es el amor por el
prójimo. Son cosas que duran toda la vida, y eso es lo más
importante. Para mí la solidaridad es el mejor de los colirios." |