PARIS, 12 de noviembre.— París
está en alerta máxima ante el riesgo de que la capital se vea
afectada por la violencia que sacude al resto de Francia, con un
ligero incremento de episodios de protesta en el interior del país
en la tarde del sábado, tras 16 días consecutivos de incidentes.
Por primera vez desde que
estalló la ola de violencia, la policía y los manifestantes se
enfrentaron en el corazón de una gran ciudad francesa, Lyon
(centroeste), en la tarde del sábado, destaca AFP.
Las fuerzas de seguridad lanzaron
granadas de gas lacrimógeno para dispersar a grupos de jóvenes que
les tiraban proyectiles y cubos de basura, constató un periodista
de la agencia francesa.
En París mientras tanto regía
la prohibición de toda concentración desde el sábado a las 09:00
GMT al domingo a las 07:00 GMT.
La medida fue tomada ante un
aumento de mensajes anónimos difundidos por Internet y SMS
(teléfono móvil) que llaman a "acciones violentas y
concentraciones" en el centro de la ciudad.
A esa amenaza se agrega el
peligro que implica la masiva afluencia de público al partido de
preparación para el Mundial 2006 entre las selecciones de Francia y
Alemania que este sábado se jugará en el "Stade de
France" a las 21:00 locales (20:00 GMT).
El terreno de juego está situado
en el departamento de Seine-Saint-Denis, al norte de París, en
cuyos barrios comenzaron los incidentes tras la muerte de dos
adolescentes hace 16 días.
Unos 3 000 policías serán
los encargados de garantizar que en la capital francesa se respete
la prohibición de concentraciones, decisión tomada en el marco del
estado de emergencia decretado el miércoles y que hizo posible la
aplicación del toque de queda en 20 ciudades del país.
La única concentración
permitida en el centro de París se convocó a las 16:30 GMT en una
plaza céntrica bajo el lema "Urgencia social en las
periferias", organizada por varias asociaciones ciudadanas.
Los agentes también controlarán
las líneas de metro y autobús en dirección a la capital, mientras
se mantiene la prohibición de venta de combustible en recipientes
en la ciudad.
Por su parte, en Toulouse
(suroeste) y en el departamento de Seine-Saint-Denis, varias
asociaciones tenían previsto llevar a cabo este sábado
manifestaciones en favor de la calma y la paz.
En Carpentras (sureste),
artefactos incendiarios fueron lanzados el viernes a una mezquita
durante la oración, en un acto condenado por el presidente
francés, Jacques Chirac, "con la más extrema firmeza".
Asimismo, la detención
provisional, el viernes por la noche, de un policía implicado en la
agresión a un joven en la periferia norte de París suscitó la
protesta del principal sindicato de la policía francesa, Alliance.
Un responsable del gremio lanzó
el sábado un llamamiento "a la calma y al
profesionalismo" de las fuerzas del orden, al tiempo que
denunció "un estado de tensión muy perceptible en las
comisarías", que aseguró "comprender".
Mientras tanto, el joven golpeado
el lunes por el agente —mientras otros oficiales miraban el hecho
sin intervenir— fue interrogado de nuevo bajo la sospecha de haber
lanzado piedras contra equipos de bomberos, informaron fuentes
policiales.
Un total 2 503 personas
fueron detenidas desde el comienzo de las protestas. Al menos 364
adultos fueron condenados a penas de prisión firmes y 456 menores
fueron conducidos ante jueces de infantes. En total, 103 de ellos
quedaron bajo custodia oficial.
Unos 12 000 policías han
sido movilizados para hacer frente a eventuales incidentes el fin de
semana.
Convertido ya en un indicador del
nivel de los problemas, el número de vehículos incendiados en la
noche del viernes en todo el país se elevó a 502 contra los 463
del día anterior y los 1 400 del pasado domingo, día pico de
la violencia.