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Celima
Bernal
Alguien me preguntó en
una ocasión si entre nuestros aborígenes, la desposada pasaba la
primera noche con el cacique o con el behíque. Desconozco que
existiera entonces el llamado derecho de pernada, tan en boga
durante el feudalismo europeo. Nada me extrañaría. Behíque
era el sacerdote que hacía las veces de médico y de adivino.
Acompañaba siempre al cacique. Se le consideraba el creador de los
cantos o areítos para sus fiestas. Imagino que debió de haberse
pronunciado "bejique", porque en esa época, la h se aspiraba en
castellano. Si los españoles la escribieron así, seguramente la
escucharon con sonido de jota.
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