SAN JUAN, 30 de septiembre (PL).—
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos pagó
parte de la recompensa de más de un millón de dólares a los
presuntos delatores del dirigente independentista puertorriqueño
Filiberto Ojeda Ríos, trascendió hoy aquí.
Ojeda Ríos, muerto hace ocho días
en el occidental municipio de Hormigueros en una aparatosa
operación del FBI con más de 300 agentes, resultó víctima de una
delación, informa este viernes en primera plana el diario
puertorriqueño El Nuevo Día.
El matutino, que cita a funcionarios
federales no identificados, establece que ya se entregó "un
pago a mano" a los informantes, aparentemente dos.
A pesar de que el rotativo boricua no
identifica a sus fuentes, en la misma edición de hoy publica una
entrevista con el jefe del FBI en Puerto Rico, Luis Fraticelli,
quien pretende justificar la actuación de sus agentes en el crimen
de Ojeda Ríos.
En la reseña de la plática, firmada
por la misma periodista que escribe la nota de la presunta
delación, Carmen Edith Torres, Fraticelli se muestra evasivo en sus
respuestas acerca de la forma irregular en que actuaron los agentes
federales.
El líder del Ejército Popular
Boricua (EPB-Macheteros) evadió la persecución del FBI por los
últimos 15 años, luego de que el 23 de septiembre de 1990 se
despojara de un dispositivo electrónico en su pierna izquierda, que
condicionaba su libertad bajo fianza de un millón de dólares.
La policía política estadounidense
le dio muerte el pasado 23 de septiembre, justo en la fecha en que
se saltó la fianza y cuando el independentismo puertorriqueño
conmemora en el municipio de Lares, centro montañoso de esta isla,
la proclamación en 1868 de la primera República de Puerto Rico.
Ojeda Ríos estaba imputado de
participar en 1983 del robo de siete millones de dólares a la
compañía de transporte de valores Wells Fargo, en Hartford, por lo
que un tribunal de distrito de Connecticut le condenó en ausencia a
55 años de prisión.
Las autoridades estadounidenses
reconocieron que ese dinero se empleó en financiar la lucha por la
independencia puertorriqueña y no para el lucro personal.
La orden de arresto que culminó con
lo que la generalidad de los puertorriqueños ha calificado de
"asesinato" por parte del FBI, fue emitida en el tribunal
federal de Estados Unidos en San Juan por el juez José A. Fusté,
según medios periodísticos.
Ojeda Ríos, de 72 años, y quien
pasó tres décadas de su vida en la clandestinidad, fue herido por
un francotirador a la altura de la clavícula derecha y murió
desangrado luego de que el FBI impidiera que se le brindara
atención médica, según el doctor Héctor Pesquera.
La policía federal estableció un
amplio perímetro en la zona al que no permitió ni entrar ni salir
a nadie, a menos que fueran sus propios hombres, y ordenó cortar el
suministro de energía eléctrica.
La muerte de Ojeda Ríos ha levantado
una ola de indignación en Puerto Rico, que ha obligado a la Oficina
del Inspector General (OIG) del Departamento de Justicia de Estados
Unidos a realizar una investigación.
El sepelio del dirigente, realizado
este martes, se convirtió en una gigantesca manifestación de duelo
con la presencia de unas seis mil personas en Naguabo, municipio al
sudeste de Puerto Rico, donde había nacido.
A lo largo de las cerca de cinco
horas en que tardó el cortejo fúnebre en la ruta desde San Juan,
miles de personas despidieron al revolucionario con consignas a
favor de la independencia de este "estado libre asociado"
y de condena al FBI por asesinato.