WASHINGTON, 22 de septiembre (PL).—
El presidente George W. Bush descartó hoy una retirada de las
tropas de Iraq, como exige la mayoría de los estadounidenses,
incluido un creciente número de congresistas.
Rodeado de los principales miembros
de su gabinete, el mandatario consideró en una rueda de prensa en
el Pentágono que sería un error la evacuación de las fuerzas
armadas norteamericanas de ese país árabe.
Bush señaló que su gobierno tiene
una estrategia para derrotar a la resistencia iraquí, un criterio
que contrasta con las declaraciones de funcionarios de alto rango de
su administración.
El secretario de Defensa, Donald
Rumsfeld, estimó recientemente que poner fin a la insurgencia en
esa nación podría durar hasta 12 años.
Al respecto, el gobernante reconoció
que la ola de violencia que sacude a Iraq aumentará en los
próximos meses, cuando se celebre el referendo sobre la
Constitución y las elecciones parlamentarias.
Admitió que "algunos
estadounidenses quieren que retiremos nuestras tropas".
Una encuesta de la firma Gallup
reveló esta semana que el 63 por ciento de los norteamericanos
apoya el repliegue de los soldados acantonados allí.
Para el 59 por ciento, la invasión a
Iraq, donde han muerto mil 910 militares del Pentágono, fue un
error, mientras un 58 por ciento desaprueba la gestión del
mandatario.
Durante su intervención ante la
prensa, Bush volvió a acusar a Siria de no cooperar para sellar su
frontera con Iraq, aunque sin presentar pruebas.
Tras la agresión a Iraq, en marzo de
2003, Washington incrementó sus presiones y amenazas contra
Damasco, a cuyo gobierno acusa de facilitar la entrada de
extranjeros al vecino país para sumarse a los grupos rebeldes.
Sin embargo, el gobierno sirio
rechaza de forma tajante esas imputaciones.