SANTIAGO DE CHILE, 14 de septiembre (PL).—
Mientras el Senado se apresta a ratificar hoy la designación del
juez Sergio Muñoz para integrar la Corte Suprema, el ex dictador
Augusto Pinochet respira feliz: el proceso por el caso Riggs fue
descabezado.
Pese a que el Gobierno aseguró que
la investigación en los tribunales chilenos contra Pinochet no
será afectada, no cabe dudas de que la decisión le da un respiro al
ex militar y acentúa la sospecha sobre el Ejecutivo.
Muñoz, quien, con 48 años de edad,
sería el juez más joven que integra el máximo tribunal chileno,
estaba a punto de procesar al ex gobernante por delitos tributarios
y otras acciones ilícitas, incluidas sus millonarias cuentas
secretas en el exterior.
El magistrado ya había embargado sus
bienes y hace poco más de dos semanas procesó, y dispuso la
detención de Lucía Hiriart y Marco Antonio Pinochet, esposa e hijo
menor del octogenario ex militar, como cómplices en estos delitos.
Abogados de derechos humanos y
amplios sectores políticos no ocultan su sorpresa por la rápida
elección que hizo el presidente Ricardo Lagos y la aún más veloz
aprobación que recibió en el Senado de legisladores de la extrema
derecha, ex aliados del dictador.
Muñoz deberá dejar el caso en un
momento clave de la investigación, que lleva a cabo desde agosto de
2004 para determinar el origen de la fabulosa fortuna descubierta a
Pinochet, la cual, según estimados, supera los 28 millones de
dólares.
La gran incertidumbre ahora para
abogados querellantes, defensores de derechos humanos y sectores
políticos opuestos a la impunidad que propugna el Gobierno es quién
será el magistrado que lo reemplazará en la Corte y cómo
afectará el proceso.
Fuentes judiciales afirman que es
difícil de predecir, pues por la lista de subrogantes (sustitutos)
le correspondería al juez Jorge Zepeda, pero como este está a
cargo de Colonia Dignidad es improbable su designación y no se
vislumbra otro con perfil similar a Muñoz.
"Desde cierto punto de vista no
conviene, porque alguien que conoce los procesos es mejor que los
termine", admitió el senador derechista Hernán Larraín, tras
señalar su esperanza de que el Poder Judicial resuelva bien esa
materia.
Pero las mayores dudas, sospechas e
incertidumbres vinieron de los tribunales.
El abogado Eduardo Contreras,
destacado jurista en casos de derechos humanos, adjudicó la
decisión de Lagos a "una maniobra de La Moneda para poner fin
al caso Riggs".
En la misma línea, la abogada Carmen
Hertz, una de las querellantes en el proceso, confía en que la
decisión del Mandatario no tenga el carácter político de querer
tapar los crímenes de Pinochet.
"Espero que así sea. No quiero
especular, porque creo que este país está harto de maniobras, cuyo
objetivo incluye limitar la acción de la justicia, maniobras que
buscan consagrar impunidades de personas con poder", recalcó.
Como profesional, nadie escatima los
méritos del magistrado para integrar el máximo tribunal del país,
que dada su edad se puede convertir en el juez que más tiempo
permanecerá en la Corte (la membresía termina con la jubilación a
los 75).
Desde que en 1999 fue nombrado
ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago, ha acumulado
calificativos que resaltan su agilidad y dureza, pero también
críticas por algunas actuaciones.
Con una calificación histórica de
"sobresaliente", Muñoz consiguió en tres años lo que
otros no han logrado en 17: aclarar el homicidio de Tucapel Jiménez
y desentrañar la plana mayor de la Dirección de Inteligencia del
Ejército.
Su trabajo incluyó la confesión del
mayor (R) Carlos Herrera Jiménez y la condena de una docena de
militares, incluido el criminal Manuel Contreras Donaire, condenado
a ocho años e indultado recientemente por el presidente Lagos.