Obligados los tuneros a aprovechar la humedad

PASTOR BATISTA VALDÉS

Después de una prolongada sequía, las lluvias de julio y agosto resultaron muy oportunas para la agricultura en Las Tunas, obligada a sembrar toda el área posible, a causa de las continuas afectaciones en los niveles de siembra y a los insuficientes volúmenes de producción, tanto en los cultivos varios como en la ganadería.

Foto: Ernesto Peña LeyvaDURANTE LOS ÚLTIMOS AÑOS EN MUCHAS ZONAS HA HABIDO QUE REALIZAR ASÍ LA SIEMBRA.

Aprovechando la humedad de esas precipitaciones, campesinos y agricultores en general lograron sobrepasar finalmente el plan de siembra fijado para la campaña de primavera (marzo-agosto) al plantar más de 1 300 caballerías, equivalentes a unas 17 500 hectáreas.

Ese saldo se torna sumamente importante para los tuneros, azotados desde hace varios años por una aguda escasez de lluvias, como resultado de la cual en muchas zonas ha habido que realizar la siembra con empleo de pipas o tanques sobre carretas.

De hecho el promedio histórico de precipitaciones en Las Tunas se ubica entre los más pobres o adversos del Archipiélago, con apenas unos 1 100 milímetros al año.

Alternativas como la antes mencionada (siembra con empleo de recipientes), uso eficiente del agua en los pocos lugares donde se ha mantenido el riego y utilización de la tracción animal, han permitido seguir extrayéndole a la tierra parte de la producción que en creciente demanda necesita la población.

Por eso, teniendo muy en cuenta las lluvias que por estos días continúan beneficiando a algunas zonas de la provincia, los trabajadores del agro prosiguen las labores de siembra, inmersos ya en la campaña de frío (septiembre-febrero), suministradora, a la postre, de las mayores cosechas.

 

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