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Lissy Álvarez en
concierto
Texto
y foto: José M. Correa
El
público que se congregó este último domingo en el teatro Amadeo
Roldán recibió cálidamente la entrega de la pianista Lissy
Álvarez empeñada en resaltar los contornos más populares de la
música cubana de concierto.
Joven ejecutante que se
reencuentra con esa vertiente sonora, perteneciente a una familia de
músicos reconocidos, encabezada por Nene Álvarez, venerable
director de los Soneros de Camacho, y que cuenta entre sus huestes a
su tío Adalberto y a su padre Enrique, artífice de la orquesta
Charanga Latina, la artista jugó al seguro con obras de Manuel
Saumell, Ignacio Cervantes, Ernesto Lecuona, José María Vitier y
Andrés Alén, este último uno de los orientadores del perfil
expresivo que ha logrado la pianista en esta incursión.
El buen sabor de nuestra
música vernácula se impuso en una velada en la que Lissy estuvo
acompañada, en el segundo segmento del concierto, por su padre
Enrique en el violín, el contrabajista Juan Pompa, el timbalero
Daniel Morales y el tumbador Eduardo Llibre, entre otros. El formato
recordó el espíritu de las descargas de música cubana a que nos
acostumbró Frank Emilio Flynn. En la forma y la expresión, Lissy
demostró tener categoría propia y un ángel que puede volar alto
si se lo propone en serio, como parece estarlo haciendo ya.
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