Tecnología que SUMA
cada vez más vidas
Texto
y foto: PASTOR BATISTA VALDÉS
LAS TUNAS.—Casi al
coronar tres lustros de actividad (enero del 2006), el Centro
regional de asistencia técnica, TECNOSUMA, ubicado aquí, sigue
siendo decisivo para el sistema de Salud y para su principal razón
de ser: la vida.
En la salud de cada cubano está la consagración de quienes operan y aseguran la tecnología SUMA.
Más de una veintena de
laboratorios, equipados con avanzada tecnología del Sistema
Ultramicroanalítico (SUMA) e instalados en las provincias de
Holguín, Las Tunas y Camagüey, reciben asistencia técnica
instrumental y analítica por parte de los especialistas de este
Centro, primero que se creó, entre los tres que funcionan fuera de
la capital cubana.
Explica la licenciada
Virginia Díaz Corral (única directora desde el principio), que la
entidad no se ha dedicado solo a ofrecer una atención especializada
preventiva, mediante visitas programadas, para el mantenimiento de
esos equipos, la revisión de sistemas o el chequeo de programas.
Técnica y
profesionalmente apto para enfrentar cualquier urgencia, el pequeño
colectivo, encabezado por un ingeniero especialista, una doctora y
una bióloga analistas, responde a las solicitudes hechas desde los
laboratorios, ante determinada irregularidad, preocupación o
necesidad de hacer correcciones, además de ofrecer entrenamiento,
en correspondencia con los avances tecnológicos.
Una prueba del modo en
que se afianza el uso de ese moderno equipamiento pudiera estar en
los alrededor de 40 laboratorios que hoy funcionan desde Camagüey
hasta Guantánamo, cifra muy superior a los 17 existentes cuando
este centro regional echó a andar y atendía a todo ese vasto
territorio...
Pero —reitera Virginia—
el asunto no es, esencialmente, cuantitativo. Basta constatar las
ventajas que reporta la presencia de la tecnología SUMA, no solo en
hospitales provinciales, sino también en pediátricos, bancos de
sangre, centros de higiene y epidemiología, así como en los
laboratorios multidisciplinarios (municipales), como segura
garantía para el programa materno-infantil, certificación de la
sangre, vigilancia epidemiológica y otras necesidades similares.
Una magnífica
evidencia, al respecto, late en el edificio 72 del reparto de Buena
Vista, en Las Tunas. Lleva apenas unos días respirando y se llama
María Fernanda. Desde antes de nacer, recibe las bondades de esta
vertiente de la ciencia médica cubana.
Como a todos los niños
que nacen en Cuba, a ella se le realizó, aún estando en el vientre
materno, la prueba de la Alfa-feto-proteína (un predictor de
bienestar fetal para detectar y evitar malformaciones congénitas),
además de los exámenes hechos a su mamá, como a toda embarazada,
para despejar posibles peligros de SIDA o hepatitis B.
Tecnología SUMA,
combinada con calidad médica y humana, aseguran también un eficaz
diagnóstico, tras el nacimiento, frente al riesgo de hipotiroidismo
congénito o de fenilcetonuria, vitales en ambos casos para impedir
daños de retraso mental.
SIN COTAS LA
ESPERANZA
Tampoco es la constante
renovación tecnológica, con medios de última generación, el
indicador que mejor devela las perspectivas y realidades en este
campo.
La introducción de
nuevos diagnósticos asombra por su alcance. Algunos, como el de la
hiperplasia adrenal congénita, relacionado con errores innatos del
metabolismo, o el denominado PSA, en fase de ensayo aún para
dosificar el antígeno prostático y enfrentar la alta incidencia de
afecciones en el universo masculino adulto, siembran cada día más
confianza en nuestra medicina.
Y detrás de todos esos
avances —vale destacarlo— están el cerebro, la mano, la
preparación profesional y la consagración de cientos de técnicos
y de especialistas que operan directamente con equipos, programas y
reactivos, así como de quienes, desde los cuatro centros regionales
TECNOSUMA, responden por la vitalidad de todos esos medios,
sumamente costosos, aun cuando ninguna familia cubana ha tenido que
depositar un centavo para recibir sus servicios. |