Aniversario 45 de la FMC 

La mujer cubana, voz y ejemplo

ANETT RÍOS JÁUREGUI

EN 1975 COMENZÓ para la población femenina de Cuba una etapa de desarrollo acelerado. Los años anteriores fueron dedicados, en lo fundamental, a la organización, capacitación y movilización de la mujer hacia diferentes tareas, labor que ya trazaban Fidel y Vilma Espín, en 1960, durante sus intervenciones en el acto de constitución de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Foto: AHMED VELÁZQUEZEn el sector estatal civil, las mujeres representan el 66,2% de los profesionales y técnicos del país.

La estrategia de la organización contemplaba involucrar al sector femenino en nuevas responsabilidades que traspasaran sus limitados ámbitos tradicionales de acción. La cubana tenía que protagonizar su propia revolución para lograr un cambio cultural que eliminara prejuicios y le llevara a valorar en su justa medida las nuevas oportunidades que le abrían las transformaciones sociales y políticas tras el triunfo de 1959.

Quince años después de constituirse la FMC ya el panorama era abrumadoramente diferente. Más de un millón de mujeres se habían incorporado al trabajo y se caracterizaban por su calificación técnica y presencia en el sector científico; el acceso a los cargos de dirección política entre ellas aumentó en más de un 10%; se crearon condiciones materiales, instituciones para atender a los hijos de las trabajadoras y servicios familiares que abrían iguales oportunidades laborales para ambos sexos. La legislación que atendía los derechos femeninos en diferentes esferas fue perfeccionada y el Código de Familia, aprobado en febrero de 1975, estableció como derecho y deber la responsabilidad compartida entre la madre y el padre de asumir el cuidado de hijos e hijas.

El aniversario 45 de la Federación obliga a citar las estadísticas para describir los resultados de la revolución femenina en la Isla. Actualmente la mitad de la población está conformada por mujeres y el 36% de los hogares, encabezado por ellas. En el sector estatal civil representan el 66,2% de los profesionales y técnicos del país; en áreas tan significativas como las de Salud y Educación, son el 70 y 72%, respectivamente, de la fuerza laboral. De los 199 centros de investigación científica cubanos, 48 son dirigidos por mujeres. Constituyen el 71% de los fiscales, el 60,3% de los jueces profesionales y el 47% de los jueces del Tribunal Supremo.

Las cubanas, con una esperanza de vida de 78,23 años al nacer, representan hoy el 62% de la matrícula universitaria y casi el 63% de los graduados en esta enseñanza en la Isla. Más del 50% del personal docente de la Educación Superior es femenino. En la esfera política, la cantidad de mujeres en el Parlamento (35,96%) ubica a Cuba en el séptimo lugar en el mundo por número de diputadas. En los puestos de dirección ocupan el 35,4%, una cifra que supera la meta del 30% fijada por la IV Conferencia Mundial de Naciones Unidas sobre la Mujer (Beijing, 1995), incumplida en casi todo el orbe.

En 1997 el Consejo de Estado aprobó el Plan de Acción de Cuba en seguimiento a la Conferencia de Beijing, un significativo paso en el perfeccionamiento de las políticas públicas para promover una cultura de igualdad y adelanto de la mujer. No solo los derechos sociales y políticos, sino los de carácter reproductivo y sexual identifican el respeto cultural y legal hacia las cubanas.

Las opciones de igualdad entre el hombre y la mujer, luego de superar aspectos todavía conflictivos en el mundo (por ejemplo, el salario), avanzan hacia el reconocimiento de otros derechos: el decreto ley sobre la maternidad de la trabajadora, renovado en el 2003 y con características únicas en la región, permitió, entre otras modificaciones, que la Licencia de Maternidad pueda ser compartida por los padres. La promoción del empleo femenino y un mayor acceso de ellas a cargos de dirección, la prevención social, la educación sexual y la imagen de la mujer en los medios de difusión masiva, por solo citar ejemplos diversos, forman hoy parte de la labor cotidiana de la Federación dentro del país. Pero el trabajo internacional también cuenta.

Cuba fue el primer país en firmar y el segundo en ratificar la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, protocolo de la ONU donde las cubanas, desde hace años, comparten una batalla tensa por el respeto a la integridad, a los derechos humanos, sexuales y reproductivos de las mujeres; una lucha mundial de la que son abanderadas, voz y ejemplo en muchos sentidos.

 

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