Sri Lanka 

Nueva oportunidad para la paz

ARNALDO MUSA

El Gobierno de Sri Lanka y la organización Tigres de Liberación de Tamil Eelam acaban de firmar el denominado Memorándum de Entendimiento (MOU, por sus siglas en inglés), para la ayuda a las víctimas del tsunami de diciembre pasado que habitan en zonas controladas por el grupo rebelde.

No fue fácil la llegada a esta decisión, que costó a la coalición United People's Freedom Alliance, de centroizquierda, que encabeza la presidenta Chandrica Bandaranaike Kumaratunga, quedarse en minoría parlamentaria, por la separación del partido Janatha Vimukthi Peramuna (JVP), otro budista y un tercero musulmán, que alegaron que, de firmarse el Post-Tsunami Operations Management Structure (P-TOMS), como también se conoce al MOU, coadyuvaría a la fragmentación del país.

El JVP, principal base de la protesta, se opuso desde el principio a que el Gobierno y los Tigres establecieran un mecanismo conjunto e instrumentaran un posible acuerdo sin conocimiento suyo, al alegar que la dirigencia rebelde, a la que calificó de dictatorial y fascista, escindiría la región que controla en el nordeste de la nación, ya que tendría oportunidad de separar pueblos, conexiones internacionales y administraciones, integrar un ejército y delimitar oficialmente sus fronteras.

A su vez, antes de presentar el P-TOMS ante el Parlamento, donde se espera su interpelación, la Presidenta srilanquesa intervino públicamente ante la nación y se entrevistó con las diferentes fuerzas sociales.

Explicó que se hacía imprescindible aplicar un mecanismo para atender a las personas damnificadas por el tsunami en las zonas norte y este, así como reconstruir allí las áreas devastadas. Apuntó que muchos países que han ofrecido su colaboración esperan que la ayuda sea distribuida a todo el país, sin discriminación, "lo cual es justo", subrayó.

La Presidenta aseveró que las áreas que van a ser atendidas serán controladas en lo fundamental por la parte gubernamental, y que los Tigres colaborarían en la supervisión del trabajo, al haber adoptado una posición más flexible, lo cual, consideró, sienta las bases para continuar las conversaciones de paz y salir del actual impasse.

En este sentido, The All Island Clergy Organization, la mayor entidad budista; el Partido Comunista de Sri Lanka y el Nuevo Frente de Izquierda se expresaron a favor de la iniciativa presidencial, que ofrecería una distribución equitativa de la ayuda, sin diferencia de etnia, religión e ideología.

Mientras el secretario general del Partido Comunista de Sri Lanka, S. Sudhasinghe, señalaba que el P-TOMS serviría para establecer puentes de confianza entre las diferentes partes, el líder del Nuevo Frente de Izquierda, Wickramabahu Karuunarathi, subrayó que esta es una oportunidad para que los Tigres se incorporen pacíficamente al escenario político y se amplíe el campo de las conversaciones de paz. Otros integrantes de la coalición y organizaciones budistas consideraron que sería un crimen no llevar la ayuda humanitaria a todos los rincones de la nación.

La guerra fratricida étnica de 19 años en Sri Lanka costó 64 000 vidas de sus hijos y el desplazamiento de otros 800 000, tras lo cual no han cesado las diferentes acciones bélicas y atentados durante los tres años siguientes de firmado el acuerdo de cese del fuego.

Una aislada acción separatista tamil contra el ejército causó en 1983 la muerte a 13 militares, y la respuesta desproporcionada cingalesa en Colombo —en la que tomó parte activa el JVP— obligó a decenas de miles de tamiles a huir al este y norte de la isla.

El cese de las hostilidades llegó en el 2002, pero un año después los Tigres se retiraron de la mesa de negociaciones, aunque no rechazaron el alto el fuego.

Tantos años de guerra han dejado en la pobreza al 25% de la población, a lo cual se suman los damnificados por el desastre. Ello amenaza al alto nivel de alfabetización (92%), la esperanza de vida de 73 años y el índice de 13 de mortalidad infantil.

Asimismo, diversos analistas consideran que se hace necesaria una nueva política económica, que tienda a ir reemplazando prácticas neoliberales y privatizaciones, que no generan bonanzas económicas ni ayudan consecuentemente al mercado de trabajo.

En este sentido, la Presidenta srilanquesa, víctima en una ocasión de un atentado terrorista de los propios Tigres Tamiles, ha subrayado que a todas las comunidades les debe ser dada la oportunidad para expresar su identidad y participar de lleno en la vida de la nación.

De ahí que haya subrayado que no permitirá la escisión del país y haya dado este paso en aras de la unidad y de la necesaria ayuda humanitaria.

 

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