John Bolton

El búfalo se prepara para embestir

JOAQUÍN RIVERY TUR

A pesar de la tenaz resistencia del Senado, Bush designó a John Bolton como embajador de EE.UU. ante la ONU, aprovechando el receso de la Cámara Alta, por lo que el nombramiento será válido solamente hasta enero del 2007.

Sucedió lo que todo el mundo sabía. Desde el púlpito del Salón Oval, el Mesías, prófugo de la inteligencia y asesino de la verdad, seleccionó a su apóstol para que predique su odio extravagante en la Organización de Naciones Unidas que siempre despreció.

Ya la maniobra la había realizado Bush hace unos años al designar al repudiado Otto Reich como subsecretario de Estado para Latinoamérica, pero al final el personaje tuvo que dejar el puesto e irse a rumiar su rabia a otro lado.

Dice George W. que el Senado era injusto con Bolton, el hombre que ha despotricado contra la ONU durante varios años, fracasó cuando quiso acusar a Cuba de poseer armas biológicas e ideó numerosas de las mentiras que la Casa Blanca expresó sobre Iraq.

Bolton está considerado como un ultraderechista de discurso agresivo, un individuo que se somete fácilmente a sus superiores pero trata de forma infame a los subordinados, sumamente grosero y burdo, que por lo menos en dos ocasiones en los últimos tiempos ha intentado que despidan a funcionarios del Departamento de Estado y de la CIA por no coincidir con sus afirmaciones.

El recién nombrado embajador, según AFP, aseguró que trabajará, como "abogado de los valores estadounidenses", por una ONU más fuerte y efectiva, lo que los analistas interpretan como una amenaza tronante, sobre todo en el Consejo de Seguridad, donde tratará de imponer los criterios de la ultraderecha norteamericana con empleo de la presión, la amenaza, el chantaje, el soborno y el tono de matón de fanfarria que normalmente usa.

 

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