La adolescencia del Gran Caribe
ELSON
CONCEPCIÓN PÉREZEnviado especial de Granma
CIUDAD DE PANAMÁ, 26 de
julio.—La adolescencia suele considerarse como la edad de las
definiciones, donde las opciones que te has propuesto dejan de ser
una ilusión para convertirse en práctica cotidiana.
El hotel César Park acogerá a los dignatarios que participarán en la IV Cumbre de la AEC el viernes 29.
Sucede así con la
Asociación de Estados del Caribe (AEC), nacida de la necesidad de
integración, unidad y solidaridad, como únicos exponentes capaces
de dar luz y voz propias a pequeños países, insulares casi todos,
absorbidos por los avatares de la globalización y el mundo
unipolar, con una alta carga de pobreza e índices muy negativos en
la salud y la educación.
La AEC es un organismo
de consulta, concertación y cooperación cuyo propósito es
identificar y promover la instrumentación de políticas y programas
que permitan fortalecer, utilizar y desarrollar las capacidades
colectivas del Caribe para lograr un desarrollo sostenido en lo
cultural, económico, social, científico y tecnológico.
De igual forma
desarrollar el potencial del Mar Caribe por medio de la interacción
entre los estados miembros y con terceros, y promover un espacio
económico ampliado para el comercio y la inversión que ofrezca
oportunidades iguales para todos.
La Asociación, que
ahora cumple 11 años, ya observa avances en acuerdos sobre
integración en áreas como el transporte, turismo sustentable, y se
ha propuesto facilitar la participación activa y coordinada de la
región en los foros multilaterales; y la formulación e
instrumentación de políticas y programas para la cooperación en
las áreas como la preservación del medio ambiente y la
conservación de los recursos naturales.
La nueva y necesaria
visión del Gran Caribe va superando escollos y consolidando
resultados, mientras que nuevos proyectos, como el Petrocaribe
recién rubricado en Venezuela, podrían ayudar a garantizar la
estabilización de tan necesario recurso como el petróleo y sus
derivados, a precios asequibles para las pequeñas economías
caribeñas.
Tal y como se constató
durante su creación, Petrocaribe se convierte, de hecho, en el
inicio de la independencia energética de un grupo de países.
No parece casual que su
surgimiento, precisamente en Venezuela y bajo la iniciativa del
Presidente Hugo Chávez, se conciba como parte de ese gran proyecto
que es la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), con su
contenido de unidad y solidaridad en forma concreta.
Chávez, el día de su
creación en Puerto la Cruz, la concibió como algo que forma parte
de una integración más amplia, que el propio mandatario venezolano
denominó Petroamérica.
Se concibe como algo
más que el suministro petrolero, ya que abarca la colaboración
técnica y almacenamiento del crudo, así como el empleo social de
los fondos que se creen, de manera que puedan ser utilizados en
planes de salud, adiestramiento, vacunación y otros.
En cuanto al objetivo de
establecer una zona de turismo sustentable, no cabe duda de que es
una necesidad y un reto que vencer por el aporte que representa la
llamada industria del ocio en las economías de muchos de estos
pequeños estados, llegando en algunos casos a sobrepasar el 50% del
Producto Interno Bruto (PIB).
Unir al Caribe por aire
y mar, una meta por alcanzar y consolidar, será la forma efectiva
de expansión comercial, desarrollo del turismo y captación de
inversiones.
De igual forma, la
presencia de fenómenos naturales adversos, tan frecuentes en el
Caribe, requiere del fortalecimiento de la capacidad de respuesta de
los sistemas nacionales de enfrentamiento a los desastres, el
intercambio de información y la coordinación y cooperación
técnica entre países y de estos con organismos internacionales
especializados.
Las posibilidades y
potencialidades de la AEC como única alternativa posible para el
desarrollo, son de una importancia especial por cuanto los países
que la integran tienen un PIB superior a los 427 000 millones de
dólares, un comercio exterior global en ascenso, y un ingreso anual
por concepto de turismo de más de 30 000 millones de dólares.
Ahora, al llegar a la
etapa de su adolescencia, la AEC debe salir de esta IV Cumbre más
fortalecida e incentivada por las nuevas motivaciones que le
inyectan los proyectos concretados y las metas que se avizoran en un
horizonte donde además del mar azul de la región, aparecen
llamando al combate y la victoria, las lúcidas ideas
integracionistas de grandes caribeños y latinoamericanos como
Simón Bolívar, José Martí, Hugo Chávez y Fidel Castro.
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