El policíaco para
niños no puede estar al margen de la vida
Conversación con el
escritor Enrique Pérez Díaz
SONIA SÁNCHEZ
La
literatura policíaca para niños y jóvenes en Cuba respira aires
frescos y renovadores de la mano de autores que asumen o están
dispuestos a enfrentar el reto de cultivar un género, que se abre
paso con fuerza y puede transmitir valores educativos importantes a
este sector de la población.
Esta cuestión resulta
motivo de reflexión del presidente de la sección de Literatura
Infantil de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC),
Enrique Pérez Díaz (La Habana, 1958), a partir de la recién
publicada selección de narraciones El cuento de nunca acabar y
otros misterios (Ediciones Unión) en que 26 escritores, muchos
de ellos voces reconocidas, se unen para tejer historias plenas de
fantasías, pero portadoras de una innegable enseñanza.
Corriente que se
inaugura en nuestro país al darse a conocer El enigma de los
Esterlines (Gente Nueva, 1980), de Antonio Benítez Rojo y luego
tiene numerosos cultores, destaca Pérez Díaz, "expone en el
presente volumen relatos característicos de la vertiente inductiva,
hay que descubrir algo, existe un misterio; otros puramente
simbólicos como el de una familia en la que se pierde la
convivencia, algunos de corte fabular, animales que desaparecen; o
muy imaginativos como el robo del paisaje, por solo citar algunos".
"Pese
a las pocas perspectivas, altibajos que ha tenido la difusión del
género —frenado por dificultades editoriales—, existe una
significativa cantera. Nos encontramos en un momento en que si este
se potenciara, podría tener un digno desarrollo teniendo en cuenta
que hay muchas voces y muy distintos estilos que pueden dedicarse al
policíaco. Estamos en un proceso de consolidación, pero las
posibilidades de publicar son limitadas."
Al comentar sobre alguna
crítica posible de señalar a este tipo de creaciones en la Isla,
el escritor, investigador, periodista, crítico y especialista en
literatura para niños y jóvenes, señala que aún no aborda con
suficiente valentía el universo de la infancia.
"Nuestra
literatura policial ha discurrido más bien por los caminos de la
aventura, del relato animista, el delito cotidiano de menor
cuantía, o a veces por el universo de lo fantástico, pero no se
atreve a plantear cómo el mundo de lo delictivo puede herir o hasta
marginar el alma de la infancia en su proceso educativo y en la
aceptación de un mundo que a veces no comprende por su complejidad.
"Sería
necesario —enfatiza— porque no se puede negar la profilaxis que
se puede hacer a través del género sobre todo, en este lector al
poder prevenirlo de ciertas cuestiones de la vida social de las que
deben estar al tanto, delitos, malhechoresÁLa literatura policíaca
para niños no puede estar al margen de la vida."
Por otra parte, al
analizar de manera general acerca de la literatura para niños y
jóvenes en Cuba, Pérez Díaz dijo que "no se puede hablar de
subestimación, pero sí pocas oportunidades de publicación. Hay
una nómina importante de escritores que no tienen el reconocimiento
que merecen. Te lo digo responsablemente y me hago eco del sentir de
todos ellos".
Estimó que "aunque
Gente Nueva desde su nueva dirección se ha abierto ostensiblemente
al autor cubano, hay una política de reimpresión que básicamente
se encamina a libros clásicos, se piden siempre La Edad de Oro,
Flor de Leyenda, Oros Viejos, El principito, o
los autores clásicos de aventuras, Salgari, London, Verne,
Alejandro Dumas... que necesariamente hay que publicar, nadie está
en contra de eso, sin embargo, cuando lo tiras contra una
producción nacional, el autor cubano queda un poco en desventaja.
Como se sabe esto es parte de un sistema editorial con un plan
determinado que no da para publicar a clásicos de la literatura
mundial y autores cubanos. Y mientras mayores alternativas de
publicación existan, mayores posibilidades de lectura habrá".
En este punto del
diálogo enfrenta otro aspecto de latente vigencia: el estudio de
esta literatura en predios académicos. "Nosotros a través de la
sección de literatura infantil estamos batallando porque se estudie
la literatura para niños en distintos centros y, salvo en los
pedagógicos, no se enseña en las universidades, los institutos de
literatura, o el ISA. La literatura infantil no es una carrera, pero
tampoco una asignatura".
"Por
otra parte, los libros de texto de primaria y secundaria no se
actualizan desde el año 1989 por lo que hay autores desconocidos.
De ese año para acá hay tres generaciones de escritores del
género. Pienso, por ejemplo, que si Pueblo y Educación, que edita
mayor cantidad de textos, nos publicara a muchos de nosotros como
lecturas complementarias, sería una forma más de promoción de
nuestra obra."
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