Tras una investigación histórica,
fue identificado Manuel Gómez Reyes como el asaltante del cuartel
Moncada que falleció el 4 de agosto de 1953, en Santiago de
Cuba.
Las especialistas santiagueras Leidy
López y Odalys Marques, de los museos Abel Santamaría y de la
Lucha Clandestina, precisaron la ubicación del combatiente durante
las acciones del 26 de julio de 1953 y su deceso, unos días
después, en el otrora Hospital Civil Saturnino Lora.
Hasta el momento se desconocía el
lugar exacto de la muerte y el sitio donde fueron enterrados los
restos de Manuel Gómez Reyes, campesino de San José de Las Lajas,
provincia de La Habana, quien participó junto a su hermano Virginio
en la epopeya que marcó un viraje hacia la liberación definitiva
de Cuba.
Con 42 años de edad, este
revolucionario era miembro de la célula revolucionaria "La
Ceiba" y formó parte de la llamada Generación del Centenario,
movimiento que se nutrió de diversas capas sociales y encendió la
llama de la libertad bajo la guía de Fidel Castro.
Luego de una exhaustiva revisión
bibliográfica, de registros hospitalarios, actas de enterramientos
y entrevistas a combatientes y familiares de héroes, se determinó
que Manuel Gómez Reyes fue herido de gravedad en las inmediaciones
del cuartel durante la acción revolucionaria.
Al fallar el factor sorpresa y ante
la superioridad enemiga en armamentos, los asaltantes tomaron
diferentes caminos y fueron víctimas de persecuciones, torturas y
asesinatos, pero en este caso no hubo certeza de cuál había sido
su destino.
Por el estado crítico de salud, fue
internado en el Hospital Joaquín Castillo Duany y posteriormente
trasladado al Saturnino Lora, donde estuvo junto a sus
compañeros de lucha Fidel Labrador, Pedro Miret, Gabriel Gil,
Abelardo Crespo y Ángel Díaz sin ser reconocido por su verdadero
nombre, dado el carácter secreto de la misión.
En esa unidad asistencial, que
actualmente ocupa el Museo Abel Santamaría, en los primeros días
de agosto falleció Gómez Reyes; pero sus restos fueron sepultados
y luego Cremados en el cementerio de Santa Ifigenia al no comparecer
familiar alguno.
El aporte de esta investigación,
además de enriquecer el conocimiento de la historia, permitirá
incluir el nombre de este mártir de la Patria en el panteón que
perpetúa la memoria de los caídos en la acción y rendirle honores
como corresponde en ese lugar sagrado.
Aunque la gesta del 26 de Julio fue
un revés militar, tuvo gran importancia estratégica en lo
político-ideológico.
A 52 años de ocurridos los sucesos
del Moncada y la historia de quienes protagonizaron tan heroica
epopeya siguen siendo fuente inagotable de investigaciones.
(AIN)