MADRID, 20 de julio (PL).—
Después de una titánica labor de 96 horas de duro trabajo sin
descanso, estaba hoy bajo control el fuego que causó la muerte a 11
bomberos y arrasó 12 mil hectáreas forestales en Guadalajara,
provincia de Castilla-La Mancha.
Para que se tenga una idea de la
gravedad del siniestro y el por qué de su calificación del más
severo en los últimos 20 años, el área de bosque y pasto
calcinada equivale a 13 mil campos de fútbol.
La envergadura del incendio fue tal
que los bomberos y contingentes de más de 250 trabajadores, muchos
de ellos voluntarios, tuvieron que abrir en poco más de 12 horas un
terraplén de 50 a 80 metros de ancho por ocho kilómetros de
extensión para cortarle el paso a las llamas.
Los retenes forestales de Castilla-La
Mancha y los voluntarios, entre ellos los operadores de 19
maquinarias pesadas, se emplearon a fondo durante toda la noche del
lunes al martes, tiempo en el que construyeron el enorme
cortafuegos.
El ancho de la franja salvadora tuvo
que ser multiplicada por 10 veces o más ya que las dimensiones
habituales de esos sistemas para detener las llamas fueron
insuficientes, explicó la consejera de Medio Ambiente, Rosario
Arévalo Sánchez.
Al respecto la funcionaria expresó
que debido al viento y a la intensa sequía las llamas saltaron la
trocha de 12 metros de ancho construida inicialmente y eso obligó a
desbrozar montes y ampliarla en algunos lugares hasta 80 metros.
Fue la única forma de impedir que no
avanzara más, lo que para algunos técnicos significaba que el
incendio estaba prácticamente controlado, a lo cual contribuyó
también un cambio favorable en la dirección del viento que hizo
que las llamas regresaran a los lugares calcinados.
Las autoridades del Gobierno central
están reforzando las medidas de prevención ante los anuncios del
Instituto de Meteorología de una nueva subida del termómetro sobre
los 40 grados Celsius a partir de mañana.