La naturaleza dio un "respiro"

Pastor Batista Valdés

LAS TUNAS.—Muy beneficiosas han resultado las últimas lluvias, a pesar de su insuficiente nivel cuantitativo, para territorios como este y para otras zonas no menos dañadas por la sequía.

Apenas tres o cuatro buenos aguaceros han comenzado a transformar no solo el deprimente aspecto que tenían los potreros, plantaciones agrícolas y áreas "nada verdes" de la ciudad, sino también el estado de embalses que resultan vitales para el abasto de agua a la población.

Presas como El Rincón (principal suministradora de esta ciudad cabecera) comenzaron de nuevo a tributar el insustituible líquido, luego de haber colapsado, algún tiempo atrás.

Con síntomas de reanimación también, el embalse Cayojo y la cuenca subterránea de La Cana sustentan bases para que el servicio a la población haya retornado a la llamada variante dos, que significa volver a bombear agua dos veces a la semana por las redes hidráulicas, sin renunciar, por supuesto, a las alternativas que se han venido aplicando.

Ello produce júbilo entre quienes han tenido que depender durante meses de los carros cisterna o pipas, para recibir toda el agua que se consume en sus hogares.

Especialistas del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos aquí consideran que, de acuerdo con las disponibilidades existentes hoy, los tuneros podrían seguir beneficiándose con el bombeo aproximadamente 170 días, según cálculos preliminares.

Pero de ningún modo este "respiro" que las lluvias han permitido aquí, o en otras zonas del archipiélago cubano, debe conducir a una despreocupación social o institucional que se traduzca en derroche.

Cada litro de agua que despilfarremos en nuestros hogares, en la escuela donde estudiamos o en la empresa donde laboramos, nos va a faltar después, si de nuevo la naturaleza se empecina —como ha venido ocurriendo durante todos estos años—, en no darnos las lluvias necesarias.

 

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