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Irán sí cuenta, y el Imperio lo sabe
ELSON CONCEPCIÓN
PÉREZ
Ha
ganado las elecciones y ha sido electo presidente de la República
Islámica de Irán, el hasta ahora alcalde de Teherán, Mahmoud
Ahmadinejad.
En la segunda vuelta de
los comicios participaron unos 22 millones de iraníes, es decir el
47% del electorado. De ellos, lo hizo a favor del nuevo Presidente
el 62%, imponiéndose a Akbar Hashemi Rafsanjani, quien en la
primera ronda había salido como favorito y ahora obtuvo un 35% de
los votos.
En conferencia de
prensa, Ahmadinejad adelantó que trabajará por crear un país
islámico moderno, avanzado y poderoso que sirva de modelo a otras
naciones de la región.
Dejó claro, además, su
compromiso con seguir desarrollando el programa nuclear de Irán
que, insistió, tiene fines únicamente pacíficos; así como que
quiere continuar las negociaciones sobre el tema con la Unión
Europea (UE), ahora estancadas debido a exigencias de esta y
presiones norteamericanas al respecto.
El Gobierno iraní ha
insistido en que su programa nuclear tiene como único objetivo la
generación de energía para ponerla al servicio de su pueblo.
En Estados Unidos, el
triunfo de Ahmadinejad no agradó, y una portavoz del presidente
George W. Bush expresó preocupación por presuntos fraudes e
interferencia en el proceso electoral y afirmó que Washington sólo
respalda a aquellos que promueven mayores libertades en Irán.
Esta opinión no tiene
otra lectura que la de ratificar que la Casa Blanca seguirá
brindando apoyo, diplomático y financiero, a los grupos contrarios
a las decisiones populares, sea en Irán o en otras naciones cuyos
sistemas no gusten a las administraciones norteamericanas.
Lo más sorprendente de
todo es que Washington se atreva a decir que Irán está fuera de
las corrientes de libertad que atraviesan otros países de la
región, como Iraq y Afganistán.
Iraq y Afganistán, con
gobiernos impuestos por Estados Unidos, modelos de libertad. ¿Qué
les parece?
No podía ser de otra
forma. La administración Bush, acostumbrada a inmiscuirse y a
cuestionar las decisiones soberanas de otros pueblos, iba a poner en
duda los comicios iraníes, fuera cual fuese su resultado.
Pero Irán cuenta, y el
Imperio lo sabe.
El pueblo persa,
conocido por su historia milenaria y combativa, no solo ha sido, y
es, capaz de construir un Estado de bienestar popular, sino que lo
hace sin ceder a las amenazas imperiales.
Tampoco en Israel, el
aliado más fiel de Washington en el Oriente Medio, la elección de
Ahmadinejad agradó, y el viceprimer ministro Shimon Peres hasta
auguró "serios problemas" y el aislamiento por parte de Occidente.
La clave del triunfo de
Ahmadinejad, según especialistas, estuvo en el hecho de que se
concentró en hacer campaña con la población más desposeída del
país persa.
Se refleja en los
últimos partes electorales que las provincias más pobres del país
votaron masivamente por el ex alcalde, quien hizo campaña
respaldado por una plataforma islámica prometiendo mejorar las
condiciones sociales de millones de personas, así como combatir la
corrupción y resistir a la "decadencia" de Occidente.
Mahmoud Ahmadinejad
había sido designado para el cargo de alcalde de Teherán en 2003.
Se le consideran entre sus méritos el de ser un hombre que lleva
una vida sencilla y lucha contra la corrupción.
Respecto a las campañas
de Occidente contra su país, ha dicho que "no nos permiten
progresar fácilmente, pero no debemos rendirnos a sus voluntades...".
De igual forma considera
que "la decisión unilateral de Estados Unidos al cortar relaciones
con la República Islámica fue dirigida para destruir la
revolución".
El nuevo mandatario se
alistó en la Guardia Revolucionaria como voluntario luego de haber
sido uno de los fundadores de la junta estudiantil que tomó la
embajada de Estados Unidos en 1979.
Hijo de un herrero,
nació en Garmsar, cerca de Teherán, en 1956. Tiene un doctorado en
ingeniería de Transporte, de la Facultad de Ciencia y Tecnología
de la Universidad de Teherán, donde además fue catedrático.
Ahmadinejad tomará las
riendas de uno de los países más poblados del Oriente Medio, donde
dos tercios de los habitantes tienen menos de 30 años de edad.
Se enfrentará, además,
a los grandes retos de desarrollar al país y no ceder a las
presiones y apetitos imperiales.
Esas pueden ser las
premisas básicas para el triunfo.
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