La corrección de cárcavas figura
entre las medidas agrotécnicas que salvaron de erosión hídrica a
15 mil hectáreas de las cuencas Toa y Guantánamo-Guaso, dos de las
ocho prioritarias en el país para ser conservadas.
Abundantes en la región, las
cárcavas son grandes zanjones provocados por las aguas en los
terrenos, surcos o canales que a la postre se transforman en
perjudiciales "gargantas" de la tierra.
Para eliminar esas irregularidades
que modelan negativamente a los suelos, se aplicaron métodos
correctores, incluidos el empleo de abonos orgánicos y de barreras
vivas y muertas, nivelación, laboreo mínimo y construcción de
tranques y terrazas.
Varios millones de pesos se
invirtieron en el último lustro para mejorar la zona irrigada por
el río Toa y sus seis decenas de afluentes, área que abarca un
millar de kilómetros cuadrados y sirve de asiento a parte de la
población de los municipios de Baracoa, Yateras, Imías y San
Antonio del Sur.
Simultáneamente se capacitan en
protección ambiental los habitantes del macizo nororiental por el
que se extienden las Cuchillas del Toa, una de las seis regiones
declaradas Reserva de la Biosfera en Cuba, por la Organización de
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
El Centro de Investigación sobre
Suelos en la provincia prioriza también en esa cuenca y en la
Guantánamo-Guaso la rehabilitación del terreno por medio de
materia orgánica aportada por la propia entidad, la cual en 2004
produjo alrededor de un millón de toneladas de ese elemento.
La institución presta servicios de
análisis químicos y físicos de agua y suelos, y comercializa
fertilizantes, incluido el Rhizobium, fijador del nitrógeno en las
plantas. (AIN)