Sobresaltos en Bruselas
ARSENIO RODRÍGUEZ
La burocrática y
apacible vida de los altos funcionarios de la Unión Europea en
Bruselas se ha visto alterada en los últimos tiempos. Primero, por
la expectativa de la aprobación o no, por cada una de las 25
naciones que integran la Unión, de la controvertida Constitución o
Tratado Constitucional.
José Manuel Durao Barroso.
La situación
económica, laboral y de subsistencia cada vez peor para quienes
deben votar, dicha Constitución hace prever situaciones como la
acontecida en Francia, donde el non sobrepasó el 50% de los votos,
o los resultados más recientes en Holanda.
Lo que nadie esperaba,
sin embargo, era la moción de confianza presentada contra el
titular de la Comisión Europea, el ex primer ministro portugués,
José Manuel Durao Barroso, que alteró el pulso de los
europarlamentarios, dispuestos a evitar por todos los medios todo
aquello que altere su modus vivendi.
Esa moción fue
presentada a finales de mayo ante el Parlamento Europeo por 74
eurodiputados de diversos grupos políticos, quienes le reprochan a
Barroso sus vacaciones en el yate del millonario griego Spiro
Latsis, y relacionan ese hecho con la autorización, un mes
después, de ayudas regionales a la empresa de este señor,
concedidas a Grecia por la Comisión Europea que preside el ahora
cuestionado Barroso.
Los promotores de la
moción fueron el británico Nigel Farage, y el francés Phillipe De
Villiers, dos conocidos euroescépticos, que la presentaron
precisamente días antes de los referendos en Francia y Holanda.
Barroso se defendió en
la Eurocámara de las acusaciones de sus críticos rechazando lo que
llamó el Yachtgate, pues en su opinión no representa para él
ningún conflicto de intereses: es amigo de Latsis mucho antes de
ocupar su actual cargo.
Quienes presentaron
argumentos que señalan a una empresa propiedad de Latsis que obtuvo
la aprobación de ayuda por parte de la Comisión de un paquete de
10 millones de euros (12,6 millones de dólares), aunque en el
momento del crucero Barroso no era presidente de la Comisión.
La discusión del tema
está prevista para este mes, aunque según especialistas apenas
cuenta con posibilidades de triunfo, ya que Barroso tiene el
respaldo de los cuatro principales grupos parlamentarios de la
Eurocámara.
El diputado inglés ha
sido fuertemente criticado por su propuesta poco fundada, a lo que
respondió que se negaba a ser tachado como "un gamberro y un
alborotador, como a veces ocurre en el fútbol", mientras que su
compatriota Nigel Farage, promotor también de la moción, dijo que
el Ejecutivo comunitario, "al igual que la mujer del César, no
sólo tiene que ser honrada sino parecerlo".
Realmente el hecho
pasará como un detalle interno más, pero significativo, porque
pone a la luz pública el rostro y la actuación de muchos
europarlamentarios que no están tan preocupados por situaciones que
debe enfrentar la actual Unión Europea, sino más bien por estas
guerritas internas, características del llamado y muchas veces mal
usado "juego democrático".
Movidas de este tipo
dentro del aparato burocrático comunitario han permitido posiciones
comunes y medidas injustas que promovidas por pequeños grupos de
extrema derecha posteriormente se quedan al ser aprobadas por
inercia. |