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Taller La Siempre
Habana defiende el grabado en México
CIUDAD DE MÉXICO (SE).—El
artista cubano Luis Miguel Valdés y el poeta Cuitláhuac Rangel
fundaron en el año 2000 el taller de gráfica La Siempre Habana,
que en pleno corazón de Coyoacán deviene importante centro de
creación y difusión del grabado.
En la inauguración de la muestra por el primer lustro del taller, Luis Miguel Valdés firma una de sus estampas.
En estos días celebran
el quinto aniversario del acontecimiento con una exposición en la
Casa Lam, de esta capital, que puso de manifiesto los tradicionales
vínculos culturales entre Cuba y México y ha tenido una notable
repercusión en los medios artísticos del país
Valdés, egresado de la
Escuela Nacional de Arte y fundador del prestigiado Instituto
Superior de Arte de Cuba, ha trabajado por casi cuatro décadas la
temática de la arquitectura colonial cubana en una larga serie
titulada La Siempre Habana. Su labor artística y docente en el
Atelier 17, en París, así como en las más importantes
instituciones académicas de arte en Cuba, le han hecho acreedor de
reconocimiento internacional como fundador, organizador y promotor
de talleres de gráfica y actividades culturales.
Maestro en la técnica
del grabado de reconocidos pintores cubanos como Roberto Fabelo,
Zaida del Río, Choco, Nelson Domínguez y Agustín Bejarano —por
mencionar solo algunos— ha hecho del taller un importante centro
de trabajo, que con sus cinco cortos pero intensos años ha ganado
un notable espacio en la gráfica latinoamericana, convirtiéndose
en un indiscutible referente en México, tal como apunta un
artículo aparecido en el diario La Jornada.
Durante estos cinco
años, La Siempre Habana ha ido integrando paulatinamente a su
acervo importantes creadores de México y Cuba, y cuenta ya con
obras de 52 artistas, entre los que se encuentran grandes maestros
de la plástica mexicana, como Raúl Anguiano, José Luis Cuevas,
Sergio Hernández y Vicente Rojo, entre otros.
En el taller se trabajan
básicamente las técnicas calcográficas al estilo tradicional y
con propuestas modernas. El equipamiento con que cuenta permite
realizar lo mismo obras de gran formato que carpetas y libros de
artistas que le han merecido formar parte de innumerables
colecciones privadas.
La reseña del diario
mexicano destaca en la actual muestra los dos grabados del propio
Luis Miguel en acero inoxidable y madera: En las nubes, que
nos recibe con todo su esplendor a la entrada de la galería, y Paisaje
antes de la batalla; Sueño de sirena, de Roberto Fabelo, un
bellísimo retrato de mujer; y varias estampas de Eduardo Roca,
Choco, que dan cuenta del sincretismo cultural afrocubano.
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