|
Mi hijo es un campeón de la
dignidad
JOSÉ ANTONIO
FULGUEIRAS
Mi
hijo no es uno de los "negritos", como los calificó el sanguinario
Orlando Bosch, mi hijo es una víctima del fascismo, un destacado
esgrimista cubano de solo 19 años asesinado en el avión que
explotó en pleno vuelo cuando regresaba a la Patria con una medalla
de oro colgada en el pecho, reafirmó Dora Lidia Garzón Cruzata,
madre del sablista José Ángel Fernández, desaparecido en el
imborrable crimen de Barbados.
Dora Lidia encabezó
ayer la Marcha contra el terrorismo junto a otras madres y
familiares de los mártires-deportistas víctimas de la bomba
homicida salida de los cerebros terroristas de Luis Posada Carriles
y Orlando Bosch Ávila.
"Vi
de nuevo a mi hijo en una fotografía grande impresa en un cartel,
en un monograma que llevaba en su pecho un esgrimista, y en las más
de 1 200 000 personas que ayer desfilaron reclamando justicia y no
venganza, en la lucha por la paz, para que nos devuelvan a nuestros
Cinco Héroes prisioneros, y sus madres los tengan a su lado, algo
que yo no pude tener."
A Dora Lidia, con 74
años en los ojos que no se le han secado durante las últimas tres
décadas, le parece estar viendo a su hijo por última vez desde la
escotilla del avión:
"Él
siempre se sentaba cerca del ala, porque era aficionado a la
fotografía. Por eso, el día que explotó el avión seguramente iba
sobre el ala izquierda. Él estaba de vacaciones y lo mandaron a
buscar para que fuera a entrenar con vistas al Panamericano de
Caracas. El 11 de agosto de 1976 a las 9 y 25 despegó de Santiago
hacia La Habana. Me dijo: Mami, párate en la terraza. Fíjate, tú
vas a ver un pañuelito que te hace así. Yo buscaba y buscaba hasta
que vi el último adiós de mi hijo."
Dice que a ese hijo le
debe todo lo que ha logrado. "Empecé de acomodadora en un cine y
ese trabajo a él no le gustaba. Para complacerlo me hice técnica
de proyección. Otra vez me dijo. Mamá, usted tiene carácter y
prestigio como trabajadora, para ser militante del Partido ¿no
cree? Y me gané la militancia en el Partido como un homenaje a él
y hace 26 años que estoy en sus filas".
"Él
predicaba con el ejemplo. Había terminado el primer año de
Ingeniería Electrónica. Ese era mi Pepín."
La fueron a buscar
cuando estaba en el cine proyectando una película. Se sentía mal
al punto que desenfocaba las imágenes, algo inusual en ella; su
compañero Mulgado llegó y le dijo con voz entrecortada: Te buscan
allá abajo. La esposa de otro hijo suyo la llevó hasta la casa.
Por el camino le habló escuetamente de un accidente.
"Pensé:
Dios mío, seguro que con la alegría que traen empezaron a fiestar
y un carro lo atropelló. Cuando llegué frente a mi casa todo el
barrio estaba afuera. Mi esposo salió y me dijo llorando:
¡Perdimos a Pepín! Y no lo oí decir más, en la misma puerta
caí. Me dio un paro cardiovascular. Me creó una secuela cardiaca.
Hoy estoy sin fuerza, como usted me ve, pero sin miedo a nada."
Dora Lidia no se
detiene. Lo demostró hace poco cuando terminó su primer año en la
Universidad del Adulto Mayor; por el reconocimiento recibido por su
destacado apoyo a las elecciones, vino con fervor desde Santiago de
Cuba a La Habana para sacarle un sable al terrorismo. |