El antimperialismo de Antonio Guiteras y Carlos Aponte
PEDRO GARCÍA
Muchos no aquilataron
sus palabras, cuando le aceptó al presidente Ramón Grau San
Martín la secretaría de Gobernación, en septiembre de 1933: "Seré
firme defensor del Gobierno, hasta tanto no se convierta en lacayo
fiel de Washington". De esta forma, Antonio Guiteras Holmes fijaba
su posición de principios, que no abandonaría hasta su muerte.
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Antonio Guiteras Holmes. |
Carlos Aponte Hernández. |
Tan pronto tomó
posesión, llevó a la firma del mandatario "los decretos que
atacaban más duro al imperialismo", como él mismo comentara
después. Entre otras leyes, implantó la jornada laboral de ocho
horas, rebajó las tarifas de electricidad y del gas (ambas
compañías yankis), suspendió los desahucios, estableció la
sindicalización libre y el jornal mínimo, comenzó a instituir un
sistema de seguridad social, le concedió el voto a la mujer.
Pronto comenzaron a
hablar "del secretario que en mangas de camisa" intervenía empresas
yankis, cuando no transigían con las demandas populares, y luego "se
ponía a trabajar con los obreros". A los portuarios les dio la
razón en su conflicto con la patronal; igual pasó en los centrales
Chaparra y Delicias, en los que el Gobierno Provisional
Revolucionario tomó la dirección ante la prepotencia de sus
dueños.
Solía contar el
combatiente Luis Buch que en el central Australia los obreros
arriaron la bandera norteamericana. El jefe de la Guardia Rural le
pidió a Tony Guiteras autorización para desalojarlos. El ministro
pidió hablar con el segundo al mando. "Desarme al jefe del puesto —le
ordenó—, y garantice la toma del central por los obreros".
La compañía yanki de
electricidad no cumplía lo prometido a los trabajadores y estalló
la huelga. La Habana quedó a oscuras. Guiteras intentó mediar,
pero cuando comprendió que la patronal no abogaba por solución
alguna, dijo: "Sigan ustedes discutiendo, que yo voy a dar agua y
luz al pueblo". Y decretó la intervención de la compañía.
"Para
que la nación alcance estabilidad, precisa que el Estado cubano se
estructure conforme a los postulados del socialismo", declaró a la
prensa el 7 de diciembre de 1933. En Washington crecía la
preocupación y su Embajador en La Habana, en el colmo de la
prepotencia, exigió a Cuba la excarcelación de
contrarrevolucionarios presos que se habían alzado en armas en la
sedición del 8 de noviembre de 1933. Tony le dijo: "Le doy diez
minutos para abandonar mi despacho". El yanki le amenazó con su
Gobierno, la intervención... "Ya han transcurrido tres minutos del
plazo", replicó el cubano.
EL INTERNACIONALISTA
CARLOS APONTE
El 15 de enero de 1934
un golpe de Estado contrarrevolucionario, organizado por el traidor
Fulgencio Batista y la Embajada yanki, derrocó al Gobierno de los
100 días. "Fracasamos —valoró Guiteras—, porque una
Revolución solo puede llevarse adelante cuando está mantenida por
un grupo de hombres identificados ideológicamente, poderoso por su
unión inquebrantable, aunados por los mismos principios".
Entonces fundó la Joven
Cuba para la lucha armada contra el régimen títere
Batista-Caffery-Mendieta. "Mientras no se organice al país sobre
una base socialista, Cuba estará abierta a la voracidad del
imperialismo financiero", afirmó en el programa de la
organización. Y mientras se enfrascaba en los preparativos de su
marcha para México, desde donde pensaba venir luego en una
expedición militar para crear un foco guerrillero en Oriente,
conoció al venezolano Carlos Aponte.
El caraqueño, cercano a
Julio Antonio Mella, había combatido junto a Augusto César Sandino
contra los invasores yankis y siendo muy joven en su país, contra
la dictadura de Juan Vicente Gómez "Estaba luchando con las armas
en la mano no solo por el pueblo de Nicaragua, sino por Venezuela y
por todo el continente", había declarado entonces a un periodista. "Debemos
comprender que todo el continente no es si no un mismo campo de
batalla con muchos frentes distintos contra un enemigo común: el
imperialismo yanki".
Guiteras y Aponte se
conocieron mediante el dirigente comunista Filomeno Rodríguez
Abascal. Al venezolano le impresionó la proyección ideológica del
ex ministro y su modestia ("Vestía un traje usado, tenía las
suelas rotas", comentó luego). También exclamó: "Este es otro
Sandino y con este gallo, compay, me voy a cualquier parte".
No es de extrañar que
entre los seleccionados por Guiteras para que le acompañaran a
México, estuviera Carlos Aponte. Cuando, rodeados por el ejército
batistiano en El Morrillo, el 8 de mayo de 1935, se oyó decir al
líder de Joven Cuba: "Yo no me dejo coger vivo", el caraqueño le
apoyó: "Compay, antes de rendirnos, nos morimos". Y ambos cayeron
en combate contra la soldadesca.
Para el Che, Guiteras "representa
el más puro luchador antimperialista". Y Fidel, en 1959, afirmó: "Guiteras
quería hacer lo que nosotros hemos hecho y cayó como han caído
otros muchos revolucionarios, porque se lanzó a hacer lo que
nosotros estamos haciendo hoy". |