ROMA, 7 de abril (PL).—
Luego de dar a conocer hoy un resumen del testamento del Papa Juan
Pablo II, la curia romana prepara los funerales que duraran tres
horas y en los cuales, en cumplimiento de su deseo, será sepultado
en la tierra, de forma humilde.
La ceremonia de exequias del Sumo
Pontífice durará tres horas, y tendrá como eje una misa que
presidirá el cardenal Joseph Ratzinger.
La liturgia se oficiará ante la
presencia de unas dos mil personalidades invitadas, entre ellas unos
200 jefes de estado o gobierno, que se concentrarán en la Plaza de
San Pedro.
El acto será seguido por unos cuatro
millones de peregrinos a través de pantallas gigantes colocadas en
avenidas y círculos deportivos romanos.
Antes de comenzar, en una ceremonia
encabezada por el cardenal camarlengo Eduardo Martínez Somalo, el
cuerpo del Papa se ubicará en un ataúd de ciprés y se le tapará
el rostro con un velo de seda blanco, al tiempo que se colocará a
su lado una bolsa con las medallas del Vaticano, emitidas durante su
pontificado.
Tras depositar el ataúd en un atrio
frente a la basílica y colocar sobre él un Evangelio, comenzará
la misa, tras la cual se trasladará el sarcófago a la cripta de la
basílica, a donde sólo podrá ser acompañado por miembros de la
Curia encabezados por Martínez Solano.
Una vez en la cripta, el ataúd será
ubicado dentro de una cubierta de zinc y un féretro de nogal que se
depositará directamente en la tierra. A esa parte de la ceremonia
no tendría acceso la televisión.
Después de la quinta reunión de la
congregación de los Cardenales, el Vaticano entregó esta jornada a
la prensa un extracto del testamento de 15 páginas dejado por Juan
Pablo II, quien murió el sábado pasado a la edad de 84 años.
En el documento, cuyas primeras
líneas escribió en 1979, a unos meses de asumir el tercer
pontificado más largo de la historia, Karol Wojtila reitera —en
frase célebre— su disposición a servir a la iglesia "Hasta
que Dios quiera".
Asimismo se preguntaba si había
llegado el momento de repetir las palabras bíblicas de Simenone:
Nunc Dimittis (nunca dimitas), y afirmaba que dejaba también a Dios
la decisión de cuándo y cómo debía terminar su vida terrenal.
En otra fecha también sentenció que
Dios lo ayudaría a reconocer hasta cuándo debía permanecer en el
servicio pastoral que le dio en 1978.
Mientras, en apuntes realizados en
1982, dejó al Colegio Cardenalicio —previo diálogo—, el lugar
exacto donde debía ser sepultado, si en Roma o en Polonia, su
tierra natal, pero en 1985 excluyó la consulta con la jerarquía
Católica de Varsovia.
No legó ninguna pertenencia
material, agradeció los servicios prestados por su ayudante
personal, el polaco Stanislaw Dziwisz —a quien ordenó incinerar
sus notas personales—, e hizo mención a sus padres y hermanos.
Agradeció a varias autoridades
religiosas y del mundo político, de países que visitó, las
facilidades brindadas para realizar su labor religiosa.
El Vaticano no ha anunciado si
entregará nuevos elementos sobre el testamento de Juan Pablo II,
aunque se aclaró que en algunas de las 15 páginas apenas hay
apuntes.
Peregrinos de todo el mundo
continúan hoy rindiendo tributo al Sumo Pontífice expuesto en el
altar mayor de la Basílica de San Pedro.