Quizás esta sea la hora cubana de Leyanis López
Pedro
de la Hoz
Puede
que ayer haya comenzado a sonar la hora cubana de Leyanis López,
con la puesta en circulación de su más reciente producción
discográfica de Corazón presumido, para el sello
franco-caboverdiano Lusáfrica, el cual debe incentivar su
promoción entre los programadores de la radio y luego, cuando esté
dispuesto en video clip que se hará sobre el tema homónimo, en los
espacios musicales de nuestra televisión.
Con
poco más de 30 años de edad, y luego de haber pasado de ser una
prometedora aficionada en su natal Guantánamo a una joven
profesional a la que le ha sido dado el lujo de alternar con Cesaria
Évora, la diva de los pies descalzos, en el teatro Olympia, de
París, la joven cantante posee cualidades vocales muy atendibles y
un repertorio con posibilidades de cautivar una amplia zona de la
sensibilidad del público insular.
En este fonograma, que
adelantó ayer en la sala Atril del teatro Karl Marx para la prensa,
contó con la producción musical de David Álvarez, el director de
la banda Juego de Manos, y se mueve, desde el centro de gravedad de
su identidad trovasonera, hacia diversos ámbitos de la tradición
circundante en Latinoamérica.
Ella misma nos recuerda
que su primer disco, Como la mariposa (1999) transitó por
los caminos que la definieron estilísticamente: boleros, sones
montunos, guarachas, pero también el vals y la canción ranchera.
La experiencia
prosiguió con Mi corazón y yo, al amparo del maestro
Joaquín Betancourt, mucho mejor anudado tanto desde el punto de
vista musical como en su dimensión lírica.
Pero, tanto para ella
como para la disquera Lusáfrica, representada en Cuba por la
agencia RECSA del Ministerio de Cultura, Corazón presumido debe
establecer esa ansiada y permanente comunión con su público.
Coincide su
presentación con otra buena oportunidad para ampliar su
conocimiento ante el mundo, mediante su participación en el disco Homenaje
a Serrat, con el que un grupo de voces cubanas tributa al
cantautor catalán un señalamiento de honor. Leyanis interpreta en
el disco, que recoge ya sus primeros elogios en Europa, el tema Tu
nombre me sabe a hierba.
En el entramado
artístico de Leyanis, además de su relación con la Évora, ha
tenido ocasión para alternar con Manu Chao, ese transgresor
hispano-francés que mueve gente de todas las edades en pos de un
canto sin compromisos con tópicos establecidos.
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