En el 35 aniversario 

Panamá-70: histórica victoria en Juegos multideportivos

ENRIQUE MONTESINOS

En su momento, llegó a considerarse como ganadora la actuación cubana en los Juegos de San Juan de Puerto Rico'66, aunque según la mayor cantidad de medallas de oro, método con mayor arraigo internacional —que nuestro país decidió adoptar hace mucho—, fue en Ciudad Panamá'70 cuando el deporte revolucionario obtuvo su primera gran victoria en Juegos Multideportivos.

Con el rigor histórico que merece, destaquemos que Cuba copó el primer lugar en 1930, cuando La Habana celebró la segunda edición de la lid regional instaurada cuatro años antes: los Juegos Centroamericanos (hasta 1935 no fueron "y del Caribe"). Conquistó 28 medallas de oro, por 12 de México, de 44 disputadas.

En 1946, en Barranquilla, la delegación antillana volvió a saborear el triunfo por países durante los V Juegos, aunque estrechamente vs. México, 29 por 26 doradas, y 78 por 76 en el total de los tres colores.

Esos antecedentes encontró el triunfo de la Revolución, en Enero de 1959, cuando no se asistió a los Juegos de Caracas, por razones obvias. Luego de la reestructuración general del deporte en el país y la erradicación del profesionalismo, fundamentalmente, llegó una discreta cosecha en Kingston (Jamaica), en 1962, con 12 premios dorados, para un tercer lugar, detrás de México (37) y Venezuela (15).

Por eso ha tenido tanta repercusión la labor de 1966, cuando por primera vez Cuba llegó a 35 títulos (México avanzó a 38) y quedó a cinco del mejor total (78 por 83), además de protagonizarse la epopeya del Cerro Pelado, barco en el que ingeniosa y corajudamente se trasladó nuestra delegación para hacer valer frente a las mismas costas borinqueñas su derecho de participar en los Juegos ante las maniobras de los enemigos de la Revolución, que pretendían aislarnos hasta en el terreno del deporte.

Panamá y Cuba solicitaron los siguientes Juegos, favoreciendo la votación al primero por 14 votos a 2, de modo que tuvieron asiento en tierra istmeña del 28 de febrero de 1970 hasta el 14 de marzo.

Ya la Isla había mostrado sus avances en niveles superiores: los Panamericanos de Winnipeg'67 —ocho doradas—, y en los Olímpicos de México'68 —cuatro históricas plateadas...

Al comenzar el siguiente ciclo cuatrienal, los Centroamericanos y del Caribe parecieron llegar a su mayoría de edad, con récord de veinte naciones participantes en Panamá.

El número de atletas sobrepasó por primera vez los dos millares (2 095), el programa deportivo se fijó en 16 deportes y continuó creciendo el número de pruebas premiadas, con 182.

Sin embargo, pasaron a la historia como los "Juegos de Cuba", pues jamás país alguno mostró tanta superioridad sobre el resto de los contendientes. Nada menos que 98 de oro conquistó la mayor de las Antillas, más de la mitad del total y más del doble del país seguidor, México (38).

Se patentizó en tierra panameña el salto cualitativo acorde con los nuevos conceptos en la preparación de los deportistas, la ayuda gubernamental, y la política de convertir al deporte en un derecho de todos los ciudadanos.

Por deportes, solo México, en natación, clavados y voleibol femenino; Colombia, en ciclismo; y Panamá, en baloncesto varonil, pudieron sobresalir frente a la pujante delegación cubana, dueña absoluta de los podios de premiaciones en innumerables especialidades, al extremo de sumar 210 medallas de los tres valores.

Sobresalió la delegación femenina de atletismo, no solo ganadora de las doce pruebas convocadas, sino también autora de fenomenales tripletas en ocho de ellas y de dupletas en otras dos. En 800 metros y el relevo corto "solo pudo obtener el oro".

Un hecho simbólico de la fenomenal faena cubana corrió a cargo del equipo de polo acuático, el cual ganó sus ocho partidos por abultados marcadores, con 139 goles, y también impidió a todos perforar su valla... menos al puertorriqueño Irving Betancourt, quien al final se debatía entre la alegría de ser el único y la cierta pena de haber impedido una labor perfecta.

Fue la antesala de aquellos Panamericanos de Cali'71, cuando por primera vez se llegó a la escolta inmediata de Estados Unidos; de los Olímpicos de Munich'72, que en boxeo nos depararon los primeros títulos olímpicos de la Revolución.

El antecedente de tantas y tantas victorias posteriores.

Una competencia, además, cuya cobertura (mi primera) fue compartida con colegas todavía en activo y otros muchos vigentes en el recuerdo: los fotorreporteros José Agraz, Rogelio Moré, Jesús Rocamora, Lorenzo Hernández, o los periodistas Elmer Rodríguez, Armando López Moosman, José M. Janero, Otto López, Enrique Capetillo y Juan Antonio Salamanca, todos dignos del más sentido homenaje en el contexto del día de la prensa cubana, por coincidencia también el 14 de marzo.

 

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