Herido en atentado representante de máxima
autoridad chiíta iraquí

BAGDAD, 11 de febrero (PL). — El representante en Bagdad del Gran Ayatolá Ali al Sistani, Amaar al Hilali, permanece hoy ingresado en un hospital capitalino, tras ser herido en un atentado.

La acción tuvo lugar anoche, añadió escuetamente un vocero del Consejo Superior de la Revolución Islámica en Iraq, el partido de base confesional islámico chiíta mayoritario en la lista más votada en las elecciones legislativas del pasado 30 de enero.

El portavoz amplió que las funciones vitales de Hilali se mantienen estables, después de sufrir varios impactos de bala.

Medios de prensa iraquíes destacaron que políticos kurdos y chiítas son blancos frecuentes de ataques de los insurgentes, a quienes relacionan con la comunidad musulmana sunita, que en su mayor parte boicoteó los recientes comicios.

Por su parte, el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, reiteró hoy en la ciudad norteña de Mosul el interés de su gobierno de continuar el proceso de "iraquización" de la guerra.

Rumsfeld realizó una sorpresiva visita a las tropas que ocupan la zona septentrional, a las cuales arengó a "ayudar a las fuerzas de seguridad iraquíes a derrotar a los insurgentes".

En su discurso en el aeropuerto de Mosul, el funcionario subrayó que la responsabilidad de derrotar a la guerrilla corresponde a los efectivos locales "son ellos los que tienen la obligación", reiteró.

Jefes militares en el terreno indican que las tropas iraquíes entrenadas por asesores estadounidenses no son eficaces, se desconoce hasta dónde están infiltradas por la resistencia y sufren graves problemas de deserción.

Como practicó en su momento contra Vietnam, Estados Unidos trata de convertir su guerra contra Iraq en un conflicto interno, cuyos protagonistas sean nacionales, mientras las tropas norteamericanas permanecen frescas en un segundo escalón, agregan observadores.

El interés de trasladar las secuelas de la invasión a sus colaboradores iraquíes parece indicar que Washington no ha podido resolver problemas centrales en este país árabe, como es el asunto de seguridad y la estabilidad económica.

A la falta de control se suma un elemento de mucho peso: mil 453 soldados estadounidenses muertos y unos 11 mil los heridos en los casi 23 meses de guerra.

 

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