Amigos de Martí
IRAIDA CALZADILLA
RODRÍGUEZ
Los Clubes Patrióticos
Amigos de Martí cumplieron 10 años y Carlos Manuel Marchante sigue
firme en su tenacidad de mantenerlos vivos haya o no financiamiento
para la Sortija Cuba, el símbolo más querido de sus miembros,
quienes la obtienen en el grado cuarto de la enseñanza primaria.
De izquierda a derecha, Elizabeth Grau, Carlos Manuel Marchante
y Yuniesky Torriente.
El Director de la Fragua
Martiana coloca el merecimiento de la iniciativa en la labor de
extensión de la Universidad de La Habana, pero quienes lo conocen
saben que sin Marchante quizás la idea hubiera sido un pasaje
fortuito entre la mucha memoria que hay en torno a la figura del
Maestro.
En Ciudad de La Habana
es donde se ubica la experiencia, y la escuela Pepito Mendoza,
situada frente a la Fragua, fue la pionera. Allí se unieron en buen
hacer Elizabeth Grau Aballí, entonces directora, y Berta Ponce de
León, maestra hoy jubilada. Dos almas martianas tremendas, todo
amor, que insuflaron motivaciones al claustro, recuerda con
admiración Marchante, y seguidamente comenta que donde mayor fuerza
cobra por estos días la idea es en los municipios del Cerro, La
Habana del Este y Plaza de la Revolución.
Es bueno hablar más de
un proyecto cuya premisa es la voluntariedad de los pequeños para
reunirse periódicamente, en horario extracurricular, con el
propósito de hablar sobre Martí en homenaje sincero a quien dijo
que "los niños debían juntarse una vez por lo menos a la semana,
para ver a quien podían hacerle algún bien, todos juntos".
En cuarto grado estudian
La Edad de Oro, y quienes de veras hayan aprendido reciben a
fin de curso la Sortija Cuba de manos de sus madres, como hizo
Leonor Pérez en 1887, al entregar a su José Julián una
confeccionada con el grillete del presidio que padeció en las
canteras de San Lázaro y que le hizo decir: "Ahora que tengo una
sortija de hierro tengo que hacer obras férreas". En la Tribuna
Antimperialista José Martí se hizo la última entrega en el 2003 a
más de 2 000 estudiantes del municipio de Plaza de la Revolución.
Nuestra América es
el programa de quinto grado. Un asomo al continente amado del
Apóstol, y termina el periodo con el Festival De América soy
hijo, a ella me debo, en el que son presentados los mejores
trabajos de las escuelas. Ya en sexto, el espacio se dedica a La
Revolución del decoro, un paseo por el devenir histórico
cubano desde la insurgencia de 1868 hasta la fecha. Como son mayores
y la secundaria básica les espera, los muchachos concluyen con el
evento científico El Martí que yo conocí, una fiesta del
conocimiento acumulado en tres años de participación activa en los
clubes.
CUBA EN YUNIESKY Y
ELIZABETH
La Sortija Cuba va en la
mano izquierda de Yuniesky Torriente desde hace nueve años.
Entonces cursaba cuarto grado y Berta Ponce la fijó allí con el
mismo cariño que la hubiera colocado su madre enferma. A Berta la
recuerda mucho. Ella hablaba con ímpetu de Martí, y cuando
relataba pasajes de la estancia del Apóstol en el presidio de la
cantera de San Lázaro, las lágrimas llegaban sin permiso.
La Sortija Cuba se entrega a los niños de los Clubes
PAtrióticos Amigos de Martí al concluir el cuarto grado.
En los días finales del
curso le entregó el anillo: "Fuimos de los primeros grupos de
estudiantes en integrar los Clubes Patrióticos Amigos de José
Martí, y desde pequeños sabíamos explicar su valor; eso nos
hacía sentir orgullosos. Conocer la vida y obra del Maestro sin
duda fortaleció mi carácter y aprendí a dar el paso al frente sin
vacilar".
Hoy maestro de
formación emergente de la primaria Juan Pedro Carbó Serviá, de
Centro Habana, sus alumnos de segundo grado le preguntan por qué el
anillo no se parece a los demás y lleva el nombre de Cuba. Él
explica que fue como la alianza de matrimonio entre el Héroe
Nacional y su Patria, y le es grato imaginar que cuando lleguen a
cuarto, el Club Patriótico haya sido fomentado en la escuela.
Elizabeth Grau ahora es
directora de la primaria Raquel Pérez, en Centro Habana. En su dedo
meñique derecho está permanentemente la Sortija Cuba, y habla de
un compromiso de honor que hará realidad este 28 de enero: crear en
el centro el Club Patriótico.
"Defino
como humanístico el empeño que en la Pepito Mendoza nos ayudó a
formar valores, transformar conductas negativas en positivas,
vincular a los padres con la escuela, y a la inserción de la
comunidad en las actividades."
AUNAR VOLUNTADES
La experiencia, que por
lo que puede extenderse escapa de los dominios de Marchante, desde
hace varios años la hizo suya el Ministerio de Educación como una
de las iniciativas que en las escuelas cubanas cobran auge para
profundizar en la vida y obra del Maestro.
El Director de la
Fragua, sin embargo, tiene la insatisfacción de que no siempre se
cuenta con el financiamiento para las sortijas, hechas de latón con
baño de níquel. El pasado curso no se entregaron, y este año se
espera darlas el 19 de junio (fecha en que falleció Leonor Pérez),
gracias al Premio Nacional de Trabajo Comunitario que el Ministerio
de Cultura otorgó a la institución y sus trabajadores acordaron
donar para tan estimable propósito.
Y aunque los clubes
existen sin el anillo, Marchante estima que "llevar la sortija es el
símbolo que identifica a los niños. No podemos renunciar a que se
entregue, y debe buscarse una solución, aunar voluntades".
"Digamos
como el Apóstol que en las grandezas de la Patria y de sus hijos,
no es mentira decir que se siente crecer el corazón". |