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Presente de hombres y mujeres de ciencia
WALKIRIA FIGUEROA
ENRÍQUEZ
Quizás ninguno de los
presentes el 15 de enero de 1960 en el paraninfo de la antigua
Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana
imaginó que aquel día marcaría para siempre a la Ciencia en Cuba.
Fidel en el paraninfo el 15 de enero de 1960.
El geógrafo y
espeleólogo, doctor Antonio Núñez Jiménez, invitó a nuestro
Comandante en Jefe a ese centro, hoy Museo Nacional de Historia de
las Ciencias Carlos J. Finlay, a que les explicara a los
académicos, familiares y otros intelectuales que celebraban el
vigésimo aniversario de la Sociedad de Espeleología de Cuba, las
valiosas ideas que había fraguado desde la Sierra Maestra la joven
dirección revolucionaria sobre la sociedad, la naturaleza y el
pensamiento.
Como miembro del
Ejecutivo de esa Sociedad y uno de los organizadores de la cita,
Gilberto Silva Taboada, la recuerda con especial emoción, pues
aquel día estaba en la presidencia muy cerca de Fidel. Por ello y
por lo que allí se trató considera aquel como uno de los momentos
más importantes de su vida.
"El
paraninfo, utilizado habitualmente para celebrar actos y reuniones
de la Sociedad, estaba totalmente abarrotado", recuerda. "Todos
esperábamos con ansiedad las palabras de Fidel, las cuales fueron
tan vibrantes que arrancaron del público una de las ovaciones más
fuertes que yo haya escuchado. Al terminar conversó con nosotros
largo rato sobre otros temas e ideas".
Uno de los instantes de
más emoción, señala Silva, fue cuando le entregaron al Comandante
el diploma que lo acreditaba como Miembro de Honor de la Sociedad de
Espeleología. "Con infinita modestia Fidel expresó que no creía
tener méritos para integrarla. Pero ¡quién mejor que él que ha
hecho realidad lo que por aquel entonces parecía una utopía!".
Biólogo de profesión,
este joven de 77 años aún se dedica al estudio e investigación de
la fauna. Al igual que Silva, Mayra Ramos Mesa, directora del Museo
Nacional de Historia de las Ciencias Carlos J. Finlay, vuelve más
de una vez su mirada al discurso pronunciado por Fidel en aquella
ocasión.
Sin titubeos lo califica
de transcendente para el desarrollo económico, social, científico
y cultural de la sociedad cubana y considera que su propósito era
esbozar las ideas del humanismo revolucionario en la actividad
científica desde una nueva concepción: el acto de indagación y
producción de la Ciencia en beneficio del progreso de los pueblos
"En
esa intervención Fidel enuncia la política científica de la
Revolución, argumentando la vía libre que tendrá el pensamiento
cubano; incita a pensar que si se conocieran las bellezas de nuestra
geografía, con un turismo nacional hacia regiones inexploradas por
el pueblo, se amaría más la naturaleza insular; argumenta la
necesidad de los estudios espeleológicos y hace un reclamo para la
nueva actividad científica a los hombres de pensamiento".
Mayra señala cómo
Fidel puntualizó que la Revolución estimularía continuamente ese
afán de saber cuando expresó: "El futuro de nuestra Patria tiene
que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que
ser un futuro de hombres de pensamiento, porque precisamente es lo
que más estamos sembrando; lo que más estamos sembrando son
oportunidades a la inteligencia..."
Hoy la importancia de
este discurso se deja ver en los avances científicos, y técnicos,
en la municipalización de la Universidad, en el bajo índice de
mortalidad infantil, y en cuanto logro muestra nuestro país. Duele
que no lo tengan en cuenta aquellos que hacen derroche de su
potencial científico-tecnológico con fines militares y lucrativos,
y ponen al planeta bajo riesgo de catástrofes, ambientales entre
otras.
Ese "mañana" anunciado
por Fidel lo hicieron realidad hombres y mujeres de la talla de los
doctores Antonio Núñez Jiménez y Rosa Elena Simeón Negrín,
agrega la especialista, y asegura que esos valiosos científicos,
como tantos otros, supieron interpretar y ser fieles a las ideas
rectoras contenidas en aquel discurso; hicieron historia en la
Ciencia revolucionaria y fueron leales al legado que desde hace 45
años nuestro Comandante presentó a los hombres de Ciencia y de
pensamiento. Continuar la obra creadora de Rosa Elena es el homenaje
póstumo a quien diera luz al Día de la Ciencia. |