Cítricos continúan dulces y fragantes

IGNACIO LÓPEZ MARRERO

MATANZAS.— Los resultados económicos y productivos del 2004 en la Empresa de Cítricos Victoria de Girón, cuyas plantaciones se extienden unas 22 000 hectáreas, al Sur de este territorio, prueban la rápida recuperación de la entidad después de los estragos del huracán Michelle el 4 de noviembre del 2001. Este fenómeno barrió con la producción de los dos años siguientes y destruyó 500 hectáreas.

Foto: FÉLIX CUÉLLARLa educación es una tarea compartida entre la familia y la escuela.

Un programa basado en reponer aquellas plantaciones con bajos rendimientos permitió sembrar 5 000 nuevas hectáreas en el último lustro, labor vital para que no decline la producción, mientras se amplía y diversifica, comentó a Granma el ingeniero Roger Delgado Hernández, director de la entidad.

Esos suelos rojos, pardos y rocosos, que apenas sirven para anclar los arbustos sembrados en interminables filas, rindieron 430 000 toneladas de frutas en el año recién concluido, 10 000 sobre la cantidad prevista y cercano al registro mayor: 508 000 toneladas en la cosecha del 2001.

LA DIVERSIFICACIÓN EN CIFRAS

La eficiencia integral de los 7 200 trabajadores sobre ese terreno cársico, ratifica las razones que hace más de tres décadas y media sustentaban los que creyeron en el progreso agroindustrial en lo que fuera uno de los parajes más atrasados de Cuba.

Los 28 centros para la enseñanza media y preuniversitaria, donde estudian 
12 000 alumnos, los adelantos tecnológicos, de las comunicaciones, de los viales, el perfeccionamiento empresarial, la utilización sostenible de los suelos áridos, con favorable saldo económico, consituyen un conjunto de irrebatibles realidades impregnadas, además, con dulzura y fragancia del cítrico.

Además de millonarias ganancias y sustanciales ahorros de portadores energéticos, algunos ejemplos ilustran cómo el del cítrico es hoy un bello intento renovado.

La empresa cuenta también en su proceso de diversificación con seis hectáreas en casas de cultivo donde se acopiaron 250 toneladas de hortalizas. Fueron cultivados 80 000 quintales de granos y viandas y se lograron 800 000 litros de leche.

Junto con el crecimiento de los cítricos en 30 000 toneladas, desarrollan los frutales y otras producciones, algunas de ellas destinadas a la exportación.

El director de la entidad informó que está en ejecución un programa por valor de 4 100 000 dólares en diferentes proyectos, del cual se han materializado o están en proceso 3 480 000, encaminado a erradicar los vertimientos de agresivos residuales que deja la industrialización del cítrico.

UN SUEÑO EN PERFECCIONAMIENTO

¿Qué había en estos parajes antes de 1959? Manigua tupida siempre ardiendo, cruzada de linderos y callejones sinuosos; fincas enormes para la ceba extensiva de ganado salvaje; pueblos y comunidades en ruina. Desde Jovellanos, en dirección a La Isabel hasta enfangarse los pies en la Ciénaga de Zapata, es decir, hacia el Sur, no existía ningún cultivo, pero tampoco fábrica, carretera, escuela o instalación hospitalaria. Allí todo sabía tan amargo como la miseria.

Entonces a nadie se le podía ocurrir una industria capaz de fabricar tal cantidad de jugos, esencias y aceites de cítricos en aquella zona árida, casi siempre mordida por las épocas de sol intenso, el viento caliente del Sur y las intensas sequías de enero a abril.

Tampoco se concebía un sistema tecnológico de tuberías soterradas mediante el cual a cada planta se le suministraría, en forma de lluvia tan fina que parece niebla, el agua fertilizada que le serviría de alimento durante el tiempo previsto.

El cítrico de Jagüey Grande es el gran reto, desde finales de la década de 1960, de producir en terrenos baldíos y rocosos, variedades de una fruta sobre la que no existía cultura alguna en esta zona.

Con la nueva empresa se abrió una fuente de empleo permanente para mujeres, lo cual ha contribuido al desarrollo social.

Hoy esta entidad mantiene puntos de contacto con los municipios de Jovellanos, Perico, Unión de Reyes, Pedro Betancourt y, por supuesto, con Jagüey Grande, la llamada Capital del Cítrico

 

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