La tarea escolar

IRAIDA CALZADILLA RODRÍGUEZ

Una carta, una llamada por teléfono y el comentario de una colega apuntan hacia la misma preocupación: la tarea escolar de los niños de la enseñanza primaria. Y tres opiniones diversas: una, que es excesiva; otra, que la cantidad de investigaciones pedidas recargan a los padres, quienes se vuelven "buscadores" de respuestas.

Foto: JOSÉ M. CORREALa educación es una tarea compartida entre la familia y la escuela.

El tercer juicio valora el beneficio que reporta esa labor independiente, la cual permite al estudiante ahondar en los conocimientos, sin desestimar la ayuda de la familia como factor importante de su aprendizaje. Incluso, existe otro cuestionamiento: por qué no realizar los deberes en la propia escuela.

Cada planteamiento me lleva muchos años atrás, cuando "la hora de la tarea" era sagrada dentro del horario habitual de la casa. Podía tener el mayor compromiso informativo, el deseo de ver la última película, o la comida a medio hacer, pero ahí estaba un par de ojos inquisidores esperando para aclarar una duda, revisar la ortografía y la gramática, y hasta alguna ecuación de esas que primero tenía yo misma que aprender, previa consulta a la maestra.

Sin ánimos de ofrecer recetas, pero no recuerdo haber escrito una composición, ni resuelto una fórmula. Eso sí, puse en manos de mi pequeña una adecuada bibliografía, revisé y orienté. Inculqué de buena fe que las respuestas que personalmente se encuentran son las que más satisfacen.

Usted puede afiliarse a cualquier variante, según su experiencia. No siempre tenemos los conocimientos necesarios para orientar a los hijos, y por eso en este trabajo trato de no imponer un criterio, sino de razonar acerca de qué estamos haciendo desde nuestras casas a favor del aprendizaje verdadero del niño, razón primera de la educación cubana.

Partamos de una referencia breve: según estudios del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, la capacidad intelectual de nuestros pequeños permite elevar aún más su aprendizaje.

Y un criterio autorizado recabo de Tomasa Romero Espinosa, viceministra de Educación, quien plantea que nos acercamos cada vez más a una educación familiar que permite, dentro de la estrategia del aprendizaje, enseñar al padre y a la madre a que asistan a las reuniones para conocer los saberes reales de sus hijos y, en esa medida, recibir de los docentes apoyo y consejos.

"La tarea es una responsabilidad de los padres, de la familia, y quienes no sepan cómo enfrentarla deben buscar la orientación de la escuela". ¿Esta valoración pone a los padres ante la decisión de ser quienes realicen la tarea?: "No estamos hablando de que sean los adultos quienes la hagan, sino de que colaboren para que los estudiantes aprendan a valerse por sí mismos. Si la familia asume la interpretación estamos en lo que definimos como riesgo de irresponsabilidad paterna, no de la escuela", afirma la Viceministra, y agrega que es muy cómodo que el niño llegue a la casa con la tarea cumplida, cercenando así la posibilidad de desarrollar sus hábitos de estudio.

"La familia tiene la responsabilidad de asegurar que el estudiante cumpla con sus deberes escolares en el hogar, deberes a los que ella se integra; y cuando no está preparada, se acerca a los planteles docentes en busca de orientación."

Los maestros tienen también su parte de responsabilidad. Un docente conoce muy bien el lenguaje de sus alumnos, sus habilidades manuales, su avance o no en cualquiera de las materias que recibe. Aceptar palabras que sabe no son de los pequeños, dibujos y maquetas cuyas destrezas en el acabado no se corresponden con sus edades, descripciones en las que señorean palabras de los adultos, es una manera de "compadrear" con lo mal hecho y echar por tierra el aprendizaje enriquecedor que propone la escuela cubana, más aún hoy cuando con la tercera revolución educacional el país ha puesto en manos de docentes y educandos invaluables recursos materiales que incluyen el uso de la televisión y el video, los cuales posibilitan la recepción de las materias con igual calidad en cualquier punto de la geografía insular.

A ello se une la computación y la diversidad de software educativos, herramientas fundamentales que apoyan al docente.

"La escuela tiene la responsabilidad de dominar el diagnóstico de cada uno de los alumnos y adecuar las tareas a sus diferencias individuales; de igual manera cuenta con la caracterización de las familias para ofrecer atención según las posibilidades de ellas.

"Si no dejamos actividades para el hogar, los padres no se enteran de aspectos tan importantes como pueden ser la calidad de las clases que reciben sus hijos, ni cómo estos avanzan en el conocimiento, ni su desarrollo integral. No podemos olvidar que la educación es una tarea compartida entre la familia y la escuela."

Y acoto: si desde edades tempranas no enseñamos a nuestros hijos a pensar, a investigar, a dar respuestas por sí mismos en el amplio espectro del conocimiento, los estamos condenando a que, en estudios más avanzados, se pierdan en búsquedas innecesarias. Algo más: el 100, máxima nota escolar, no puede ser el trofeo ganado en una competencia. Ha de ser resultado de nuestro esfuerzo y trabajo personal, de lo que verdaderamente hemos alcanzado en desarrollo intelectual.

 

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