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La tarea escolar
IRAIDA CALZADILLA
RODRÍGUEZ
Una carta, una llamada
por teléfono y el comentario de una colega apuntan hacia la misma
preocupación: la tarea escolar de los niños de la enseñanza
primaria. Y tres opiniones diversas: una, que es excesiva; otra, que
la cantidad de investigaciones pedidas recargan a los padres,
quienes se vuelven "buscadores" de respuestas.
La educación es una tarea compartida entre la familia y la escuela.
El tercer juicio valora
el beneficio que reporta esa labor independiente, la cual permite al
estudiante ahondar en los conocimientos, sin desestimar la ayuda de
la familia como factor importante de su aprendizaje. Incluso, existe
otro cuestionamiento: por qué no realizar los deberes en la propia
escuela.
Cada planteamiento me
lleva muchos años atrás, cuando "la hora de la tarea" era sagrada
dentro del horario habitual de la casa. Podía tener el mayor
compromiso informativo, el deseo de ver la última película, o la
comida a medio hacer, pero ahí estaba un par de ojos inquisidores
esperando para aclarar una duda, revisar la ortografía y la
gramática, y hasta alguna ecuación de esas que primero tenía yo
misma que aprender, previa consulta a la maestra.
Sin ánimos de ofrecer
recetas, pero no recuerdo haber escrito una composición, ni
resuelto una fórmula. Eso sí, puse en manos de mi pequeña una
adecuada bibliografía, revisé y orienté. Inculqué de buena fe
que las respuestas que personalmente se encuentran son las que más
satisfacen.
Usted puede afiliarse a
cualquier variante, según su experiencia. No siempre tenemos los
conocimientos necesarios para orientar a los hijos, y por eso en
este trabajo trato de no imponer un criterio, sino de razonar acerca
de qué estamos haciendo desde nuestras casas a favor del
aprendizaje verdadero del niño, razón primera de la educación
cubana.
Partamos de una
referencia breve: según estudios del Instituto Central de Ciencias
Pedagógicas, la capacidad intelectual de nuestros pequeños permite
elevar aún más su aprendizaje.
Y un criterio autorizado
recabo de Tomasa Romero Espinosa, viceministra de Educación, quien
plantea que nos acercamos cada vez más a una educación familiar
que permite, dentro de la estrategia del aprendizaje, enseñar al
padre y a la madre a que asistan a las reuniones para conocer los
saberes reales de sus hijos y, en esa medida, recibir de los
docentes apoyo y consejos.
"La
tarea es una responsabilidad de los padres, de la familia, y quienes
no sepan cómo enfrentarla deben buscar la orientación de la
escuela". ¿Esta valoración pone a los padres ante la decisión de
ser quienes realicen la tarea?: "No estamos hablando de que sean los
adultos quienes la hagan, sino de que colaboren para que los
estudiantes aprendan a valerse por sí mismos. Si la familia asume
la interpretación estamos en lo que definimos como riesgo de
irresponsabilidad paterna, no de la escuela", afirma la
Viceministra, y agrega que es muy cómodo que el niño llegue a la
casa con la tarea cumplida, cercenando así la posibilidad de
desarrollar sus hábitos de estudio.
"La
familia tiene la responsabilidad de asegurar que el estudiante
cumpla con sus deberes escolares en el hogar, deberes a los que ella
se integra; y cuando no está preparada, se acerca a los planteles
docentes en busca de orientación."
Los maestros tienen
también su parte de responsabilidad. Un docente conoce muy bien el
lenguaje de sus alumnos, sus habilidades manuales, su avance o no en
cualquiera de las materias que recibe. Aceptar palabras que sabe no
son de los pequeños, dibujos y maquetas cuyas destrezas en el
acabado no se corresponden con sus edades, descripciones en las que
señorean palabras de los adultos, es una manera de "compadrear" con
lo mal hecho y echar por tierra el aprendizaje enriquecedor que
propone la escuela cubana, más aún hoy cuando con la tercera
revolución educacional el país ha puesto en manos de docentes y
educandos invaluables recursos materiales que incluyen el uso de la
televisión y el video, los cuales posibilitan la recepción de las
materias con igual calidad en cualquier punto de la geografía
insular.
A ello se une la
computación y la diversidad de software educativos, herramientas
fundamentales que apoyan al docente.
"La
escuela tiene la responsabilidad de dominar el diagnóstico de cada
uno de los alumnos y adecuar las tareas a sus diferencias
individuales; de igual manera cuenta con la caracterización de las
familias para ofrecer atención según las posibilidades de ellas.
"Si
no dejamos actividades para el hogar, los padres no se enteran de
aspectos tan importantes como pueden ser la calidad de las clases
que reciben sus hijos, ni cómo estos avanzan en el conocimiento, ni
su desarrollo integral. No podemos olvidar que la educación es una
tarea compartida entre la familia y la escuela."
Y acoto: si desde edades
tempranas no enseñamos a nuestros hijos a pensar, a investigar, a
dar respuestas por sí mismos en el amplio espectro del
conocimiento, los estamos condenando a que, en estudios más
avanzados, se pierdan en búsquedas innecesarias. Algo más: el 100,
máxima nota escolar, no puede ser el trofeo ganado en una
competencia. Ha de ser resultado de nuestro esfuerzo y trabajo
personal, de lo que verdaderamente hemos alcanzado en desarrollo
intelectual. |