Encuentro Mundial de Intelectuales

El llamado de Caracas

Ventura de Jesús 
Enviado especial

CARACAS.— Se demostró lo que ya todos sospechaban: que la realidad de nuestros pueblos debemos verla no de espaldas sino de frente, y que es necesario promover propuestas concretas para organizar una barrera moral frente al nuevo fascismo que amenaza hoy a la humanidad.

El poder tiene límites. Ese concepto sintetizó el Encuentro Mundial de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, celebrado en esta capital con la participación de personalidades en representación de más de 52 naciones y de diversas culturas, pensamientos y el arte. Muy plural, pero personas con ideas y angustias similares, capaces de organizarnos y movilizarnos en virtud de una plataforma antihegemónica, indicó Abel Prieto, ministro cubano de Cultura.

Comentó que la declaración final del foro (El llamado de Caracas) establece una fuerte denuncia contra la barbarie que nos pretende imponer el imperio, y no con lamentaciones, sino con la creación de un valladar de resistencia frente al proyecto de dominación mundial.

Pasar a la ofensiva, como aconsejó Hugo Chávez, recordó Abel.

Ha sido un evento esperanzador, explicó. La gente cree en su derecho a un mundo mejor y está dispuesta a expresarlo en proyectos concretos.

La colaboración Cuba-Venezuela es un anticipo de la integración latinoamericana. Fue algo que impactó a muchos delegados, quienes sentían curiosidad amistosa por el proceso renovador y hondamente humano que se emprende y apreciaron una realidad siquiera imaginada por ellos.

Se fueron enamorados de lo que hacen juntos Cuba y Venezuela, de ver cuánta gente sale de la exclusión y del status de no persona y se integran a una obra social, observó Abel.

Ese tratado de voluntad y de consagración mutua fue exaltado por personalidades como el mexicano Pablo González Casanova y el brasileño Theotonio Dos Santos.

En el Encuentro se decidió crear una red de redes de información, solidaridad, coordinación y movilización con el objetivo de vincular a los intelectuales y artistas con los foros sociales y las luchas populares, y que a su vez garantice la continuidad de estos esfuerzos y su articulación en un movimiento internacional en defensa de la humanidad. De ese modo estos empeños no constituirán clarinadas aisladas.

Un mundo que honre al género humano es condición indispensable para el futuro de la humanidad. Es una de las conclusiones del Llamado de Caracas, el cual sugiere abrir los ojos para que no domestiquen la conciencia de los pueblos. Y peor aún: para que no nos devoren.

 

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