El otro 2 de diciembre

JUVENAL BALÁN NEYRA

Transcurría el mes de noviembre de 1884 en Jamaica. Fecha decisiva para el general Ramón Leocadio Bonachea Hernández, porque se cumplía un lustro de su salida de Cuba, sin poder regresar, lo que era para él una cuestión de honor.

Como Maceo y otros patriotas, Bonachea se había rebelado contra el Pacto del Zanjón, el 10 de febrero de 1878. Dijo que no se rendía porque lo consideraba una traición a la Patria. Catorce meses después del Zanjón, demostró con su acción que había cubanos dispuestos a continuar la lucha hasta la última bala y el último hombre.

El 10 de noviembre de 1878 había sido ascendido a general de brigada del Ejército Libertador de Cuba por el general Calixto García, presidente del Comité Revolucionario de Nueva York, y un año más tarde, el 7 de julio, el propio Comité le entregó el diploma de su ascenso a general de división, atendiendo a sus patrióticos antecedentes y a los servicios prestados a la causa; además lo nombró jefe del Movimiento Revolucionario en Sancti Spíritus y la trocha militar de Las Villas.

Junto a Calixto García dedicó todos sus esfuerzos a organizar una expedición para regresar a Cuba. Calixto tuvo que partir anticipadamente y Bonachea continuó sus preparativos. A pesar del intenso espionaje de las autoridades españolas sobre los patriotas cubanos residentes en Kingston, el 29 de noviembre de 1884 el general mambí partía de Jamaica en el Roncador, proa a la Patria, con 16 expedicionarios entre los cuales se encontraban cuatro marinos griegos.

La embarcación salió del muelle de Montego Bay, 38 millas al Oeste del puerto de Dry Harbour, rumbo a Palo Alto, entre Júcaro y el río Jatibonico, en el extremo occidental de Camagüey.

Las condiciones climáticas adversas arrastraron al Roncador hasta Las Coloradas, en Belic, Niquero, actual provincia de Granma, donde llegaron el 2 de diciembre de 1884. Para saber en qué punto exacto de la costa de Cuba se encontraban, preguntaron a dos pescadores, que después los denunciaron a las autoridades españolas.

Apresados por el buque español La Caridad, Bonachea y sus hombres fueron conducidos a Manzanillo y después a Santiago de Cuba. El 7 de marzo de 1885, en la explanada del Morro, de esa ciudad, fueron fusilados los heroicos revolucionarios.

Setenta y dos años después, otra pequeña embarcación abandonó con la complicidad de la noche, el puerto mexicano de Tuxpan, con 82 expedicionarios a bordo, liderados por otro rebelde: Fidel Castro.

Los hombres del Granma también recalaron en Las Coloradas y fueron hostigados por la soldadesca batistiana. Muchos cayeron en el intento, otros alcanzaron las montañas y se convirtieron en el embrión del Ejército Rebelde, que años más tarde trajo la Revolución a todos los rincones del país.

Fuente: Cruenta Tregua, de Raúl Rodríguez La O, ediciones Verde Olivo, 1999.

 

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