KABUL, 22 de noviembre (PL).—
Fuerzas conjuntas de Estados Unidos y Afganistán realizaron hoy una
violenta operación de búsqueda de los tres empleados de la ONU
secuestrados el pasado 28 de octubre en esta capital.
La maniobra consistió en el
allanamiento de viviendas y el arresto de 10 personas en el oeste de
Kabul, entre ellas el doctor Munir Mosamem, empleado de una clínica
de la ONU, y su hijo de 17 años, declararon testigos.
Mediante cohetes los ejecutores
volaron un muro para entrar a la vivienda de Mosamem, y antes del
arresto revisaron y confiscaron tres teléfonos celulares y partes
de una computadora.
En un domicilio vecino, de familias
pobres, apresaron a otras ocho personas cubriendo sus cabezas con
capuchas, según la esposa de uno de los afectados.
Medios locales de prensa informaron
que un portavoz del Ejército de los Musulmanes (EM), grupo que
asumió el secuestro, responsabilizó hoy al gobierno de Kabul de la
suerte de la británico-irlandesa Annetta Flanigan, la kosovar
Shqipe Hebibi y el filipino Angelito Nayán.
El EM prorrogó en varias ocasiones
el ultimátum para adoptar una decisión en torno a los rehenes, y
ahora sólo pide para salvarles la vida que 26 de los afganos
apresados por Estados Unidos cuando ocupó la nación asiática
queden en libertad.
En los primeros días posteriores al
secuestro, ese grupo exigía además la retirada de las tropas
extranjeras de Afganistán.
Recientemente el EM acusó a
Washington de impedir que el gobierno afgano facilite la liberación
de los cautivos, cuya salud se deteriora tras 25 días de
confinamiento.
La ONU continúa pidiendo el fin del
secuestro de sus tres empleados electorales, quienes colaboraban en
los comicios presidenciales efectuados el pasado 9 de octubre en
Afganistán bajo ocupación de unos 20 mil soldados de las fuerzas
de la coalición.
Manoel de Almeida e Silva, portavoz
de la Misión de la ONU en el país centroasiático (UNAMA),
agradeció la actitud de cerca de un centenar de afganos que se
ofrecieron a ocupar el lugar de los extranjeros secuestrados.