Yandro Quintana
Gracias a un
vecino
RAFAEL PÉREZ VALDÉS
Quizás
sea el cumpleaños más feliz de su vida. El día 30 Yandro Quintana
llega a su aniversario 24. Y lo hará con la alegría inmensa de
haber ganado la corona en los Juegos Olímpicos de Atenas, la de los
60 kilogramos en la lucha libre.
— ¿Qué
ha pasado en tu vida tras convertirte hace tres meses en campeón
olímpico?
—Me
ha dado más responsabilidad. Sé que ahora tengo que levantar y
echarme al equipo al hombro. Exhortar a todos mis compañeros a que
sigan trabajando, pues ellos también tienen posibilidades de ganar
medallas mundiales y olímpicas.
—
¿Cuántas
libras aumentaste en las vacaciones?
—
Dos
o tres kilogramos por encima de lo habitual, pero ahora entrenando
voy restableciendo mi peso normal.
—
Ese
peso normal es de...
—
64
kilogramos, ahora estoy un poquito por encima de 65.
— ¿Cuál
crees sea tu punto fuerte?
—
La
explosividad que tengo al realizar los movimientos.
—
La
explosividad va acompañada de velocidad.
— Así
mismo.
—
¿Has
pensado que es una cualidad que se pierde con el paso de los años?
—
Sí,
uno se va poniendo más lento, debido a la propia edad, no reacciona
igual.
— ¿Y
cómo suplirás en el futuro esa situación?
—
Seguir
trabajando en base a eso, con ejercicios en el colchón, las
entradas, los desplazamientos.
— ¿Cuáles
son las próximas aspiraciones?
— Terminar
de cumplimentar mi historial deportivo. Ser campeón mundial, de los
Juegos Centroamericanos y del Caribe, y de otros torneos que me
puedan faltar, pues ya lo he sido también de los Juegos
Panamericanos y de la Copa del Mundo.
— ¿De
dónde eres?
—
Nací
en Morón, Ciego Ávila; me crié en Falla, antes de llegar a
Chambas, pero me inicié en Florida, provincia de Camagüey.
— ¿Cómo
empezaste en este deporte?
— Por
un amiguito mío, vecino frente por frente a la casa de mi tía,
donde yo vivía, pues mi mamá estaba enferma y vino a La Habana
para un tratamiento. Ese muchachito todos los días me enseñaba las
técnicas que había aprendido. Hasta que un día me decidí y fui a
inscribirme en el gimnasio.
—
Imagino
que, así suele ocurrir, él no llegó a luchador.
—
No.
—
Pero
sembró la semilla de un campeón olímpico. ¿Cómo se llama?
— Wilfredo
Morales.
— Aparte
de la lucha, ¿qué otras cosas te gustan?
— Las
fiestas, las discotecas, divertirme con mis compañeros. Sobre todo
eso, hacer actividades con mis compañeros. |