Nehru, símbolo de la India moderna

ARNALDO MUSA

Lo llamaban el Pandit, por la sabiduría que demostró en la conducción internacional de la India y las iniciativas por la paz mundial.

"Servir a la India significa servir a los millones que sufren con la pobreza, la ignorancia, las enfermedades y la desigualdad. Así que tenemos que trabajar duro para hacer realidad nuestros sueños", hacía un llamamiento a la nación el 14 de agosto de 1947 el líder revolucionario Jawaharlal Nehru, quien tres años después llegó a ser primer ministro.

Nehru junto a su hija Indira Gandhi.

Nació en Allahabad, Uttar Pradesh, el 14 de noviembre de 1889, en el seno de una familia de amplios recursos económicos que lo envió a estudiar a exclusivas instituciones británicas como Harrow y Cambridge.

Su nombre se vincula estrechamente al de Mahatma Gandhi, de quien llegó a ser su más cercano discípulo y estrecho colaborador. Paulatinamente, pasó a ser el segundo líder del movimiento por la liberación nacional, lo cual le vale persecución y encierro por más de 10 años en las prisiones coloniales, de donde es liberado por última vez, tras concluir la Segunda Guerra Mundial.

Gran Bretaña no pudo dilatar más la independencia del pueblo indio, lograda en 1947, y tres años después surgía la República, el 28 de enero de 1950, forjada por Nehru, quien ocupó sin interrupción hasta su muerte, en 1964, los cargos de primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores, así como los de director de la Oficina para la Energía Atómica y el Consejo para las Investigaciones Científicas e Industriales.

Participó activamente en la celebración de la Conferencia de Bandung, Indonesia, en 1955, donde se proclamaron los principios de la coexistencia pacífica y, decidido luchador anticolonialista y antimperialista, tuvo el mérito histórico de ser uno de los fundadores del Movimiento de los Países No Alineados.

Enérgico, activo, era aristócrata por nacimiento y brahmán de recia estirpe. Sin embargo, él y su padre donaron cuanto tenían a la causa de la independencia, con lo que se despojó casi totalmente de sus riquezas.

Su vocación pacífica fue seguida por su hija, Indira Gandhi, y la continuó su nieto, Rajiv Gandhi, ambos asesinados por elementos extremistas.

Pero nada ha podido evitar que la India que soñó Nehru, pacífica y en camino hacia la prosperidad, predomine en estos momentos por encima de los difíciles vaivenes y crisis de la política internacional.

 

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