Un remedio con jorobas

LOURDES PÉREZ NAVARRO

Gigantes de 17 metros de longitud y aproximadamente 30 toneladas de peso irrumpieron hace 10 años en las calles de La Habana. De inmediato el gracejo popular les dio un nombre: "camellos".

Foto: RICARDO LÓPEZ HEVIAEn 10 años los "camellos" 
han transportado a más de 839 millones de pasajeros en cerca 
de tres millones de viajes.

Con su apariencia cercana a la de los mamíferos rumiantes oriundos del Asia Central, aparecieron primero en Alamar, municipio de La Habana del Este, y rápidamente se extendieron hasta completar las siete líneas que unen las principales zonas de la provincia, como un remedio para satisfacer, al menos parcialmente, la demanda diaria de transporte de más de dos millones de personas, rememora el ingeniero Néstor Alonso Rodríguez, director de Calidad de METROBÚS, empresa encargada de operarlos.

Sus "padres" fueron la Oficina Nacional de Diseño Industrial —creadora de la imagen, la información en el interior del vehículo, los colores que distinguen las líneas y el uniforme de los trabajadores— y la Empresa Industrial Guanabo, perteneciente al Ministerio de la Industria Sideromecánica, en la que se fabrican y reparan, y donde labora el ingeniero Alfredo Muñoz, autor del técnicamente llamado trenbús.

METROBÚS cuenta actualmente con 150 equipos, de los cuales más de 70 han sido sometidos a reparación capital que incluye, entre otros aspectos, revestimiento de puertas, sustitución del piso por otro metálico corrugado, nuevos asientos y mayor número de ventanillas y escotillas en el techo para mejorar la ventilación.

Cada día más de 160 000 personas se mueven en "camellos" de un punto a otro de la ciudad, gracias al esfuerzo de los 1 500 trabajadores de la empresa operadora, autofinanciada desde 1998. En estos 10 años han sido transportados 839 millones de pasajeros en cerca de 3 millones de viajes por este medio.

Edel, Ramón y Carlos reparan un 
equipo para ponerlo pronto en servicio.

Además de pasajeros, explica el ingeniero Alonso, transportamos cargas. De esto último se ocupa Transmetro División Carga, que ha ganado prestigio en la actividad, sobre todo en el puerto. Para desarrollar esta modalidad utilizamos la infraestructura existente: iguales tipos de camiones y los mismos choferes, mecánicos y personal de dirección de las terminales. Con las ganancias podemos asegurar la continuidad de nuestros servicios a la población.

A pesar de las incomodidades que sufrimos sus usuarios, los "camellos", con sus altas y bajas, han mantenido un servicio estable. Aunque algunos piensan que destrozan el pavimento, no es así. Según estudios realizados por la Dirección de Vialidad del Ministerio del Transporte, transitan normalmente a 40 ó 50 kilómetros de velocidad, y su peso total se distribuye entre los dos ejes traseros y los dos del camión, por lo que cada uno soporta una carga de menos de 10 toneladas, es decir, dentro de los parámetros aceptados.

Lo que sí constituye un problema debido al bloqueo es la adquisición de piezas de repuesto y de las cuñas o camiones, de fabricación estadounidense.

A veces, explica Néstor Alonso, pactamos la compra de algunas cuñas y se demoran extremadamente por las maniobras que nos vemos obligados a hacer por medio de terceros países y de intermediarios; los mismos proveedores desconocen en qué fecha pueden llegar e igual sucede con las piezas de repuesto.

Pese a esto luchamos por mantener el servicio, agrega. Recientemente siete ómnibus articulados de uso, comprados en Europa, se incorporaron a la línea M-5 (San Agustín - Vedado), y adquirimos 12 cuñas nuevas: seis para sustituir equipos con muchos años de explotación en las terminales de Alamar y Mulgoba, y el resto para Transmetro División Carga.

NO DETENER EL SERVICIO

En el Depósito de METROBUS de Alberro, cabecera de la línea M-7 (Cotorro - Parque de la Fraternidad), puede apreciarse el esfuerzo por mantener a los "camellos" prestando servicios diariamente, desde las cuatro de la madrugada hasta pasada la medianoche.

Nuestros trabajadores tienen un gran sentido de pertenencia, refiere Silvestre José Alfonso Pérez, director y fundador de la entidad. Por eso hemos ganado la condición de Vanguardia Nacional del Sindicato de Trabajadores del Transporte por octava ocasión, y hacemos cosas aun sin los recursos necesarios, como innovaciones en piezas de repuesto y herramientas.

Los mecánicos, subraya, estaban acostumbrados a reparar guaguas, no camiones. No teníamos las herramientas apropiadas, pero se decidieron a fabricarlas. Todo se ha hecho sobre la marcha, por lo que solo se ha parado un carro por falta de alguna pieza cuando no hemos podido inventarla.

De esto da fe el ingeniero mecánico Edel Alfonso Rodríguez, un joven a quien sus compañeros llaman La Ciencia. "Lo mismo hace trabajo de chapistería, que de tornería, pintura, electricidad... No hay cosa que se le pida que no haga", dicen de él el tornero Carlos Espinosa y el mecánico Ramón Brito.

A este trío lo encontramos reparando una válvula de la caja de velocidad, encargada de distribuir el aire. "Hay que comprarla en Canadá y se demora más de tres meses en llegar. A veces no encontramos quién la ofrezca y por eso tenemos que luchar por recuperarla; no podemos paralizar el carro", asegura Edel.

Con esa misma perspectiva trabajan otros compañeros en el taller, lo que explica la satisfacción del ingeniero Jorge Vaillant, presidente de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores del centro, al hablar del Premio Relevante y de las tres menciones obtenidas en el recién celebrado Fórum de Ciencia y Técnica municipal; allí presentaron trabajos dirigidos a mejorar la calidad del servicio, al ahorro de recursos y a la recuperación de equipos y piezas de repuesto.

Con esa manera de hacer las cosas, se comprende que el Depósito de METROBÚS Alberro ha cumplido a estas alturas sus planes de viajes, transportación de pasajeros y recaudación de este año, y que sea ejemplo del diario y callado esfuerzo por mantener rodando a esos gigantes con jorobas que para la deteriorada salud del transporte público de pasajeros en la capital son un remedio que alivia.

 

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