LA HAYA, 9 de noviembre (PL).
— El juicio que celebra desde el 2002 el Tribunal Penal
Internacional para la ex Yugoslavia contra el ex presidente federal
Slobodan Milosevic se reanudó hoy en esta capital al cabo de casi
tres semanas de receso.
En la sesión volvió a tratarse la
petición de los defensores de oficio impuestos por el Tribunal de
ser relevados de esta obligación ante la negativa del acusado de
colaborar con ellos.
Milosevic no reconoce la legalidad
del TPIY e insiste en su derecho a llevar su defensa.
Esta prerrogativa le fue reconocida
el mes pasado por la Cámara de Apelaciones del TPIY, aunque le
mantuvo los defensores de oficio para cuando no pueda presentarse a
las audiencias por problemas de salud.
El ex mandatario serbio y más tarde
yugoslavo sufre de tensión y de problemas coronarios, además de la
tensión que le provoca el trabajo de llevar su propia defensa en
solitario.
Ante esos problemas, los jueces
decidieron a principios de septiembre pasado imponerle una defensa
de oficio.
Contra él pesan 66 cargos por
supuesta responsabilidad en crímenes de guerra, contra la humanidad
y el de genocidio durante las guerras que siguieron a la
disolución de Yugoslavia Socialista, en 1992.
También se le acusa de limpieza
étnica en Kosovo, la provincia serbia ocupada por la ONU y la OTAN
tras una campaña de 78 días de bombardeos aéreos, a cuyo término
la entonces República Federal de Yugoslavia fue obligada a
abandonar ese territorio.
Tras un debate entre los jueces, la
acusación y la defensa impuesta, Milosevic instó al Tribunal a
resolver el problema de haberle nombrado defensores de oficio.
Ustedes crearon el problema con la
designación (de los abogados británicos Steven Kay y Gillian
Higgin). Entonces tienen ustedes la competencia para solucionar el
problema, dijo.
En coincidencia con el reinicio del
juicio, ahora en fase de la defensa, fuentes diplomáticas
informaron de que el gobierno serbio-bosnio reconoció que más de
siete mil varones musulmanes fueron muertos por sus fuerzas en
Srebrenica, en 1995.
Por esa matanza se le imputa a
Milosevic la acusación de genocidio, pero la Fiscalía ha estado
corta de elementos para probarla, al extremo de que Kay y Higgin
sugirieron al TPIY desestimarla.
Una investigación oficial holandesa
sobre los hechos de Srebrenica exoneró en octubre pasado al acusado
de toda responsabilidad, ya que no sólo se había opuesto, sino que
hizo todo lo que pudo a su alcance para impedirlos.