Este mundo necesita más que nunca de ideas renovadoras como las del pensamiento martiano
La Habana, 27 de
octubre de 2004
A los miembros del
Consejo Mundial del Proyecto "José
Martí" de Solidaridad Mundial
A los participantes e
invitados del Coloquio
Internacional "José Martí"
POR UNA CULTURA DE LA NATURALEZA
Distinguidos
participantes e invitados:
Un inesperado
accidente, que ustedes conocen, frustró mis intenciones de
participar al menos algunas horas en este importante foro "José
Martí" POR UNA CULTURA DE LA NATURALEZA, inspirado en ideas tan
nobles, actuales y de relevancia, en el convulsionado y complejo
mundo de hoy.
Tan "publicitado"
percance tuvo lugar precisamente el día que, homenajeando a nuestra
cultura nacional, graduamos a 3 237 jóvenes instructores de arte
quienes tras cuatro años de estudio comenzarían una bella y
trascendental labor en todas las escuelas del país. Ellos forman
parte de una nueva brigada de valientes abanderados de la cultura y
el humanismo, precisamente con el nombre de quien nos enseñó que "Ser
cultos es el único modo de ser libres", José Martí.
Fiel al propósito
martiano de conquistar toda la justicia para nuestro pueblo, este es
uno de los más de 150 programas que la Revolución ha desarrollado
en los últimos 5 años como parte de la colosal Batalla de Ideas
que libra nuestra nación. Con la llegada de los instructores de
arte se consolida la escuela como la institución más importante de
la comunidad y su labor tendrá un notable impacto en el seno de las
familias. Cuba abre nuevos y prometedores caminos con su empeño por
lograr una cultura general integral en todos sus ciudadanos, único
antídoto eficaz contra los intentos de globalizar la cultura de
dominación, manipulación, idiotización e individualismo que hoy
hipnotiza y margina a millones de seres humanos.
La profunda verdad
contenida en el apotegma martiano de que "Patria es humanidad" tiene
hoy extraordinaria vigencia en un mundo donde prevalecen la
injusticia y la consiguiente condena a millones y millones
depersonas a vivir en la miseria y la ignorancia; donde la hambruna
y terribles enfermedades diezman a todo un continente; donde
conflictos políticos irresueltos, armas cada vez más sofisticadas
de destrucción y exterminio masivo y doctrinas extremistas que se
apoyan en demoledoras fuerzas militares nos precipitan a ilegales e
injustificables guerras, en las cuales el poderío del imperio
arrasa pueblos y destruye verdaderos tesoros de la cultura universal
—como hizo en Bagdad—, en nombre de una supuesta cruzada contra
el terrorismo.
A ello se suma como
una grave amenaza la implacable destrucción del medio ambiente, que
sacrifica la sustentabilidad de la vida humana en nuestro planeta,
en aras de las ganancias de los grandes centros de poder financiero
yeconómico. Muy lejos nos conduce la irracionalidad del modelo
capitalista de consumo de aquella visión de Martí sobre la
interrelación del hombre con su medio: "La Naturaleza inspira,
cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre. Y el
hombre no se halla completo, ni se revela a sí mismo, ni ve lo
invisible, sino en su íntima relación con la naturaleza."
Este mundo
asíconvulsionado y tan cerca de un demencial holocausto, necesita
más que nunca de ideas renovadoras como las que integranel
pensamiento martiano, raigalmente humanista y universal.
Martí nos exhorta,
desde su permanente vigencia, a buscar el equilibrio en
lasrelaciones internacionales, en la sociedad y en el individuo; nos
señala laimportancia de la ética y de la solidaridad, al margen de
toda forma de exclusión y de segregación, y nos llama a favorecer
la convivencia armoniosa conlanaturaleza.
Estoy absolutamente
convencido de que un foro como el que hoy termina, habrádeservir
para sensibilizar a la opinión pública internacional sobre lagrave
ydramática crisis que amenaza a la humanidad, y la alentará para
proseguir la búsqueda impostergable de soluciones a los actuales
problemas queponen en riesgo la vida en el planeta.
Confío en que las
maravillosas ideas martianas puedan impulsar la creación deungran
movimiento mundial, capaz de trabajar por sociedades de nuevo tipo,
sustentables ecológicamente, donde imperen la justicia, la paz y la
solidaridad. Las ideas son armas poderosas en la lucha de la
humanidad por su propia salvación.
Cuba, amenazada cada
vez más por la criminal política de bloqueo y la hostilidad
permanente del imperio, no cesará de contribuir modestamente con
sus experiencias en este esencial combate para el mundo, demostrando
cuánto se puede hacer con tan poco si todos los recursos humanos y
materiales de la sociedad se ponen al servicio del pueblo.
Como una vez
señalé, el mayor monumento de los cubanos a la memoria de José
Martí es haber sabido construir y defender esta trinchera, para que
nadie pudiera caer con una fuerza más sobre los pueblos de América
y el mundo.
Reciban, amigos, un
fuerte abrazo de quien encontró en Martí el infinito valor de la
justicia y la fuerza de la verdad para hacer realidad sus sueños.

Fidel Castro Ruz
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