Mujeres bajo presión

ANETT RÍOS JÁUREGUI

Hay cifras que impactan. El año pasado se infectaron con el VIH alrededor de 14 000 personas por día; la población mundial está creciendo a razón de 76 millones de personas por año. Son datos fáciles de comprender y valorar. Otras cifras resultan más difíciles de interpretar para la mayoría de la gente, pues se necesita de cierta competencia política o económica para hacerlo. Por ejemplo: Cuba tiene un 36% de mujeres parlamentarias. ¿Es esto mucho o poco? ¿Logro o desventaja? Este índice de mujeres en el Parlamento solo es superado por cinco naciones nórdicas. Sí, una cifra admirable en la actualidad.

Foto: RAFAEL TORRESEl papel de la mujer cubana merece
un monumento, afirma Magalys.

Magalys Arocha, miembro del Secretariado Nacional de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) y encargada de Relaciones Internacionales, frecuentemente tiene la oportunidad de explicar por el mundo los magníficos índices de desarrollo social de las mujeres en Cuba. Tenemos un 35% de mujeres dirigentes, cuando la ONU batalla por un 30% a nivel internacional; el 66% de la fuerza técnica y profesional de nivel medio y superior son mujeres; los registros de mortalidad materna, los derechos en salud sexual y reproductiva, todos son logros e indicadores que despiertan admiración.

"Cuba es un ejemplo de posicionamiento de las mujeres en la sociedad y el mundo lo admira —plantea Arocha—, por eso muchas veces no entienden cuando decimos que el bloqueo afecta a nuestras mujeres. ¿Y ustedes qué más quieren?, preguntan. Entonces tenemos que explicar que el bloqueo es la mayor forma de violencia que existe sobre nosotras, tenemos que hacerles comprender su impacto buscando la relación entre lo logrado, y todo lo que podríamos hacer sin él."

Arocha opina que todavía no existe una conciencia clara de lo que significa el bloqueo para las mujeres ni en Cuba ni en el mundo. "En el mejor de los casos, se reconoce su impacto en la subjetividad y a nivel doméstico. Ni las propias mujeres pueden ejemplificar con claridad cuánto afecta sus vidas".

El impacto del bloqueo se manifiesta particularmente en sectores que están "feminizados" en la economía y los servicios en el país. Según Arocha su relación con la carencia de capital, tecnología avanzada y mercado, ha obligado a estrategias de reorientación laboral. Ninguna mujer quedó sin trabajo, pero abandonar la profesión es un impacto en la vida individual difícil de medir, indica.

"Está su enorme huella en la subjetividad de la cubana. No nos hemos librado de patrones como ese que ubica a la mujer en el papel de cuidadora, y es ella quien atiende a los niños, a los ancianos (en una sociedad cada vez más envejecida), a los discapacitados; tiene que hacer la comida, ocuparse de la higiene, y todo ello con grandes dificultades materiales. Un alto porcentaje de los hogares del país está encabezado por mujeres sin pareja para compartir las responsabilidades del hogar. Esto acrecienta la tensión."

Muchas cubanas no se incorporan a cargos de dirección porque sin una "retaguardia familiar" no pueden enfrentar esta tarea social. Explica Arocha la gran necesidad de más círculos infantiles en el país, un reclamo constante de las féminas. "Pero son muy costosos. Exigen varios requisitos, y no tenemos siquiera recursos para reparar todos los que ya existen".

"Está también el problema de la vivienda. Tenemos condiciones de hacinamiento, convivencia obligada entre generaciones, conflictos familiares y divorcios que tienen su causa allí. La situación la sufren hombres y mujeres por igual, pero la diferencia es que son ellas las que casi siempre quedan a cargo de los hijos."

Las dificultades para la salud también cuentan. Si hay carencia de insulina (ellas padecen más que los hombres de diabetes mellitus), o de reactivos para diagnosticar tempranamente el cáncer cérvico-uterino, o problemas con las tabletas anticonceptivas, o con el complejo aparato dedicado a realizar las mamografías para detectar el cáncer de mama (segunda causa de muerte femenina en Cuba), entonces las afectaciones se manifiestan directamente en su estado de salud y calidad de vida.

El papel de las mujeres cubanas —apunta Arocha— sobre todo en la última década, requiere un monumento, pero esa hazaña ha tenido un costo en su salud mental, su vida cultural (el tiempo que utilizan para distraerse); un desgaste psicológico, un gran estrés.

"Nos hemos acostumbrado tanto al bloqueo y a una estrategia de resistencia, que a veces olvidamos racionalizar y explicar de cuánto nos ha privado en el orden económico y subjetivo. Rara vez nuestras mujeres se refieren a cómo hubieran sido sus vidas sin las condiciones de bloqueo, y sobre eso también es importante informar y reflexionar."

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