WASHINGTON, 27 de octubre (PL).—
Escenario hace cuatro años de un fraude masivo, Florida continúa
hoy en el centro de las polémicas con nueve demandas presentadas
por irregularidades y acusaciones contra las autoridades de
favorecer al presidente George W. Bush.
El diario The Washington Times
reveló que el partido opositor reclamó a la justicia por varias
fallas en el proceso electoral y lo que consideró una campaña del
gobierno estatal para amedrentar a los seguidores del candidato
demócrata, John Kerry.
Varias organizaciones como la
Asociación de Empleados Estatales y Municipales y la mayor central
sindical del país, la AFL-CIO, también presentaron querellas por
los mismos problemas.
Los demandantes afirman que las
autoridades del estado, cuyo gobernador es hermano de Bush, se
negaron a contar las papeletas de votos provisionales, otorgados a
las personas aptas para ejercer el sufragio, pero que su nombre no
aparece en el censo.
Además, destacan que se
establecieron reglas muy restrictivas para evitar el voto de las
minorías, en especial los afro-americanos.
Durante los comicios del 2000 las
autoridades republicanas hicieron los arreglos correspondientes para
que 94 mil personas, en su mayoría negros que votan por los
demócratas, fueran privadas de su derecho al voto.
Por su parte, la Unión Americana de
Libertades Civiles logró que un juez aceptara un recuento de votos,
en caso de ser necesario, tras los comicios de la próxima semana,
iniciativa prohibida por el gobierno del territorio.
La televisora británica BBC reveló
ayer detalles de un plan, mediante el cual los republicanos
pretenden repetir la farsa del 2000, cuando Bush alcanzó la Casa
Blanca tras 36 días de enfrentamiento con su rival Albert Gore,
dirimido en la Corte Suprema.
La BBC dio cuenta de dos mensajes
electrónicos elaborados por la oficina republicana en ese
territorio, en los cuales aparece una extensa lista de electores, a
quienes se tratará de intimidar para que no voten.
Los mensajes, de 15 páginas, fueron
remitidos al director ejecutivo de la campaña de Bush en el sureño
estado y al director nacional de investigaciones de la contienda
republicana, a quienes se alerta sobre la existencia de una llamada
"lista de encierro".
La imparcialidad del proceso
electoral en ese estado será vigilada por cerca de dos mil 500
abogados, movilizados por ambos partidos.