BEIRUT, 26 de octubre (PL).—
El Parlamento de Israel debate hoy el plan unilateral de
desconexión propuesto por el primer ministro Ariel Sharon, que
plantea la desocupación de la Franja de Gaza y la anexión de
territorio palestino en Cisjordania.
Aunque se considera que la iniciativa
es apoyada por la mayoría de los israelíes, el pronóstico en
cuanto al legislativo es que el proyecto será aprobado por estrecho
margen.
Según los cálculos el 65 por ciento
de los 120 diputados a la Knesset (Parlamento) votará a favor de la
propuesta. Otros 52 se pronunciarán contra la desconexión.
De triunfar en su empeño, el Gobierno retirará a los residentes de 21 asentamientos de la Franja
y cuatro en el norte de Cisjordania, pero —con argumentos de
preservar la seguridad— ampliará otros en varias partes de la
Margen Occidental.
No obstante, en el círculo del Primer
Ministro existen temores sobre la posibilidad de que se rompa
la alianza que le permite gobernar.
Una idea que más podría incidir en
la decisión de cada diputado es el criterio de tres ministros del
bloque de derecha Likud, de que Sharon debe convocar a un
referéndum nacional para determinar acerca del plan unilateral de
desconexión.
Sin embargo, el Jefe del Gobierno no
desea llevar la discusión a ese nivel, pues esto podría conducir a
la fractura de la sociedad israelí y acercarla a una guerra civil.
Según los grupos políticos y
religiosos de extrema derecha, la evacuación de Gaza es una
traición al sueño del Gran Israel, que debía formarse en Judea y
Samaria (Cisjordania) y en la Franja.
Por su parte, la Autoridad Nacional
Palestina (ANP) reforzó su protesta contra lo que hace el gabinete
del Likud, toda vez que se está definiendo el futuro de sus tierras
sin contar con ellos.
La ANP considera que la desocupación
de la Franja y de Cisjordania debe ser parte de un acuerdo bilateral
en el ámbito de un proceso de paz y que tome a esa estructura como
interlocutor válido y legítimo, lo que Sharon evitaría de
aprobarse el plan unilateral de desconexión.
Además, la propuesta es mal vista
por los palestinos, porque aparte de anexar algunos de sus
territorios en la Margen Occidental, rechaza el retorno de los
refugiados, niega el análisis sobre Jerusalén y pone en riesgo la
creación de un Estado independiente.