La Morita Isabel
Alexis
Rojas Aguilera
HOLGUÍN.—
De un padre como Esmel, solo puede esperarse una hija como Isabel.
Por eso no extrañó su elección como delegada directa al VIII
Congreso de la UJC en representación de los jóvenes y de todo el
colectivo de trabajadores del aeropuerto internacional Frank País
García, de esta ciudad.
"El
ejemplo de mi padre, El Morito, es la brújula que guía mis actos
cotidianos. Él y también mamá Aida, por supuesto, sembraron el
sentido de la responsabilidad, de la necesidad del trabajo creador,
de luchar siempre por lo noble, de no desmayar en el cumplimiento de
las tareas."
Apartada unos instantes
de la compleja labor de coordinadora técnica de operaciones
aeroportuarias, en la que se desempeña desde 1996, conversó con el
reportero de Granma esta muchacha de 28 años, licenciada en
Economía, de linda sonrisa y profundos ojos negros, que confiesa
todavía sorpresa por su elección.
"Es
que no sabía en cuánta estima me tienen mis compañeros del
aeropuerto. Ni uno dejó de felicitarme y de señalar la seguridad
de que estarán bien representados en el Congreso. Todavía siento
enorme emoción, sobre todo porque aquí abundan los jóvenes con
magníficas condiciones."
Nacida en febrero de
1976, en una humilde vivienda del reparto Sanfield, de la Ciudad de
los Parques, disfrutó de una infancia feliz en el seno de una
familia proletaria, en la que prevalece la virtud y se respira
revolución.
"Quise
estudiar Medicina, pero no me gané la plaza. Entonces cambié el
rumbo de mis sueños. Comencé a trabajar en el aeropuerto e hice la
licenciatura en cursos para trabajadores en la Universidad Oscar
Lucero Moya, y no me arrepiento de ser economista y mucho menos de
pertenecer a este colectivo de vanguardia."
Hace ocho años que
Isabelita integra las filas de la UJC, es una destacada trabajadora
y cumple con numerosas tareas sociales en el poco tiempo que le
concede el trabajo intenso de la terminal aérea holguinera.
"Una
experiencia singular de mi vida, básicamente consagrada al estudio
y el trabajo, fue escalar el Pico Turquino. Fue como estar cerca de
las estrellas, pero sobre todo comprender un poco más el sacrificio
y la abnegación de los que convirtieron las alturas de la Sierra
Maestra en la primera trinchera de la libertad."
Oírla hablar de peso y
balanceo de naves aéreas, de cargas, pasajeros; de plataforma y
modelos de aviones, de líneas aéreas, de las perspectivas de la
próxima temporada alta del turismo, es en verdad admirable. Ama ese
mundo.
La Morita, Isabel Saad
Dupuy, es sencillamente ejemplar, consagrada y patriota como su
padre, el Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Esmel Saad
Barrera. Y eso lo aprecian sus compañeros. |