Corresponsalía de guerra
Apuntes para compartir
JUVENAL BALÁN NEYRA
El compromiso con la
justicia, el papel social al reportar los conflictos armados y, en
especial, con las víctimas de los fenómenos bélicos fueron
aspectos analizados por los corresponsales de guerra de 14 países
durante el IV Encuentro Mundial, que tuvo lugar recientemente en
esta capital.
Tributo de los colegas, luego
de la muerte del corresponsal
español José Couso.
A la vuelta de varios
días, queda en la memoria, de forma conmovedora, el reportaje de
investigación Hotel Palestina. 8 de abril, realizado por
Tele5, de España. ¿Fue un lamentable error o, por el contrario,
formaba parte de un intento deliberado para acallar a la prensa que
cubría el conflicto de la capital de la guerra? ¿Se han convertido
los periodistas en enemigos? Estas y otras interrogantes están sin
respuestas.
Los colegas del
camarógrafo español José Couso, uno de los tres periodistas
extranjeros asesinados por un blindado de Estados Unidos, se
trasladaron al escenario del crimen y desenmascararon la acción con
los testimonios de quienes corrieron el mismo peligro ese día, pero
tuvieron la suerte de no ser abatidos por la metralla.
Desde la perspectiva
humana que transmiten las imágenes, indigna ver la dotación del
tanque norteamericano con su emblema flamante en la torreta, en la
cual una bandera negra con una calavera y dos espadas cruzadas se
denominan "Los Asesinos". Y más aún las imágenes de Aznar y Bush
en una conferencia de prensa en los jardines de la Casa Blanca al
responder la interrogante de una reportera de Tele5. Allí el rey
del imperio justifica que nadie mataría a un periodista y el bufón
afirma que le habían dicho que fue un error y él cree en el
Gobierno de Estados Unidos. Las imágenes filmadas por la cámara de
Couso dicen todo lo contrario.
En 21 días de combates
en Bagdad, Iraq, se comprobó que de los 16 periodistas muertos,
siete fueron asesinados por los disparos estadounidenses.
Aunque la guerra es la
antípoda de la paz, el corresponsal de guerra es una especie de
observador comprometido con las ansias humanas de paz que se
desempeña en el campo de batalla, dijo Orlando Fundora, presidente
del Consejo Mundial y del Movimiento Cubano por la Paz, al
intervenir ante los cerca de cien periodistas, fotoperiodistas,
camarógrafos, escritores, cineastas, historiadores, investigadores
y académicos.
Fundora reconoció la
contribución de los reporteros que cubren los conflictos bélicos a
la lucha por la paz, por la objetiva presentación que hacen, casi
siempre con riesgo para sus vidas, de los horrores de la guerra.
Un testimonio impactante
en esta reunión de La Habana fue el de Frank Sevilla, periodista de
la Radio Nacional de España, quien, como él mismo dice, lleva 21
años andando de guerra en guerra con el olor de la muerte
impregnado muy adentro de su cuerpo. Con voz entrecortada mencionó
a niños quemados, mujeres violadas y compañeros de profesión que
ya no están.
Al intercambiar sus
experiencias como corresponsal de guerra reafirmó que cada día
más está la tendencia en los medios de presentar la guerra como
espectáculo y puso de ejemplo cómo en Afganistán una telemisora
filmó a dos mujeres, en el patio de su casa, quitándose el burka y
a otros hombres en una barbería, afeitándose. La globalización de
la televisión entregó una imagen única y ofreció una
manipulación de la realidad. Sevilla contó en su crónica la
verdad, que era todo lo contrario, y en la redacción le titularon
el trabajo Kabul: la caída del velo. Ello demuestra que no importa
la realidad, sino el impacto.
También acerca de la
guerra de Iraq, el propio reportero habló sobre la creación del
corresponsal empotrado, ese que no le importa que lo censuren,
porque va a reportar el espectáculo sin medir las consecuencias
para las víctimas, ni para quienes reciben su mensaje. Muchos hacen
un trabajo digno, pero otros merecen que sean empotrados en la
pared.
A estos periodistas
vedettes lo que les importa es la puesta en escena, la fama y no la
información, la realidad. El vedettismo es otro de los grandes
males actuales porque hay quienes se convierten en protagonistas de
la noticia, y más aún en las guerras de propaganda.
Frank Sevilla lo
manifestó enfáticamente: no hay una única verdad, hay otras
verdades y esas tienen que ser contadas. Con su palabra demostró
ser fiel creyente de la función social del periodista, basada en el
compromiso con sus lectores, su público; con los valores
universales y con las víctimas.
Un corresponsal de
guerra debe tener conocimientos de política, geografía, economía
e historia, así como del respeto hacia las culturas diferentes. Ese
fue también uno de sus mensajes. |