En torno al Internacional Abierto de Tenis

No se le puede pedir peras al olmo

Coto Wong

Si la victoria inobjetable del curazaleño Jean Julien Rojer en el Torneo Internacional Abierto de Tenis Occidental Miramar, finalizado recientemente en ese bello hotel capitalino, fue como un regalo a la afición presente, la actuación cubana podría tomarse como un salto de calidad competitiva que desde los tiempos de Juan A. Pino y otros pocos, no se vislumbraba en el panorama hogareño.

Jean Julien cautivó a todos en La Habana.

La semana jugada en esa instalación turística fue cuarta de torneos Futuro —las tres anteriores se habían disputado en predios venezolanos—, un evento que reunió a 44 tenistas de 23 naciones.

En tierras de la hermana nación, Ricardo Chile, campeón cubano, y Sandor Martínez, submonarca, ambos titulares del conjunto de la Copa Davis, tuvieron un desempeño que clasifica como el mejor de ellos desde que juegan este tipo de certámenes.

Como integrantes del doble llegaron una vez hasta cuartos de finales; luego intervinieron en una "semi" y una final, a lo que habría que sumarle la discución de la primera plaza en La Habana.

Como doblistas recogen resultados interesantes que pudieran dar una imagen de la química que ya se va interrelacionando, mas si tenemos en cuenta los pequeños y grandes detalles que intervienen en la formación de un doble ganador, entonces podríamos afirmar que ambos están en un buen momento. No reconocerlo así sería pecar de obtusos.

La experiencia de Sandor en ese sentido aporta mucho al dueto en cuanto a la organización, tan necesaria para encarar las competiciones de la Ensaladera de Plata sin tanto susto.

Chile mostró un desenvolvimiento en los individuales que fue creciendo a medida que jugaba. En la primera semana alcanzó octavos de finales; en la segunda, cuartos de finales; en la tercera, una semifinal; y aquí protagonizó la discusión del primer puesto ante Jean Julien, lo mejor visto en Cuba en los últimos años.

Los otros dos integrantes del Copa Davis local, Edgar Hernández —avanzó hasta cuartos de finales—, y Edy González (ninguno de los dos estuvo en Venezuela), tuvieron un accionar nivelado que apuntó hacia una espiral ascendente.

En el venidero marzo se discute la Copa Davis ante Uruguay. Salir airosos en ese primer cotejo del Grupo II de la zona americana, debe ser una asignatura subrayada con tonalidades llamativas en las agendas de los federativos locales.

Redondear la presencia cubana en la arena internacional en los seis meses que restan, podría evitar descalabros de última hora y se les regalaría a la fiel y leal afición del tenis, y a algunos más no tan aficionados la deliciosa noticia, de que... al fin Cuba salió del grupo II.

 

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