Las llaves de El Cerro
VENTURA DE JESÚS
Por acendrada vocación
capitalina, a los vecinos de El Cerro les encanta el color azul. Es
el color que identifica al equipo Industriales, uno de los más
grandes mitos del béisbol en Cuba.
Esquina de Tejas, uno de los puntos
de referencia del municipio.
Creen en la magia de esa
tonalidad tanto como en el recuerdo de una canción de Fernando Noa
Domínguez (El Cerro tiene la llave), que popularizara
Arsenio Rodríguez, el Ciego Maravilloso, allá por 1949.
La frase se quedó para
siempre en la atmósfera popular y los vecinos de El Cerro le
atribuyen todos los significados a su antojo. En esencia, se trata
de la llave del agua, pues en el territorio se asientan los tres
acueductos históricos de la Ciudad de La Habana: la Zanja Real, el
Fernando VII y el de Albear.
Les agrandan el orgullo,
además, otros símbolos como el alacrán, insignia de la comparsa
del mismo nombre; el tulipán, nombre de una de sus calles y de una
flor procedente de los jardines decimonónicos, y el bombín,
distintivo de la otra comparsa del territorio.
El Cerro, segundo
municipio más antiguo (1589) de la ciudad vive orgulloso de su
historia pasada y de la más reciente, de sus figuras prominentes,
entre los que se destacan Juan Bruno Zayas, patriota insigne, así
como otros hombres y mujeres de relieve vinculados a la vida
cultural, social y política.
SE RESPIRA SALUD
La región tuvo un nuevo
esplendor, sin duda, luego del triunfo revolucionario de 1959. Fue a
partir de entonces cuando se hizo realidad un verdadero programa de
justicia social. Esa fuerza vital que es el ser humano se empezó a
tomar en cuenta, dice Lino Lázaro Oruña Liranza, primer secretario
del Partido en el territorio.
Explica que El Cerro
limita con ocho municipios de la capital y tiene una población
superior a los 135 000 habitantes, distribuidos en siete Consejos
Populares. "Por ser una zona eminentemente industrial, garantizamos
producciones de importancia tanto para la provincia como para el
país. Son los casos del jabón, pasta dental, detergente,
medicamentos y de servicios de alcance como los poligráficos".
Comenta que allí se
respira un ambiente de salud. Cuentan con una red de centros
asistenciales para la atención primaria de la población (64
consultorios del médico y la enfermera de la familia), así como
cuatro policlínicos, 22 farmacias y tres ópticas. Prestan
servicios tres Joven Clubes y dos salas de video. En esta última
etapa repararon 44 instalaciones vinculadas a la educación.
"Contamos
con dos facultades de Medicina y un Tecnológico de la Salud para la
formación de médicos, estomatólogos, enfermeros y técnicos. Es
un privilegio, además, mostrar el hospital Salvador Allende
(antigua Covadonga), donde el doctor Orfilio Peláez inició el
tratamiento de la retinosis pigmentaria."
En opinión del
dirigente partidista, el trabajo en la actualidad se caracteriza por
la constancia que le imprime el pueblo, empeñado en llevar adelante
la obra de la Revolución.
LA FUERZA DEL AGUA
A medida que pasa el
tiempo, el veterano Ángel Marichal Corbea se siente más a gusto en
su puesto de trabajo. Confiesa, orgulloso, que lleva casi 40 años
laborando en lo que es hoy Aguas de La Habana.
"Estuve
tres décadas en la Sala de Despacho. Allí me pulí; cuando llegué
a este lugar ignoraba por completo la actividad y, sin embargo, hoy
estoy considerado como uno de los mejores inspectores del centro,
según mis compañeros."
Marichal se quedó
prendado del Acueducto, uno de los centros emblemáticos de El
Cerro. "Este sitio tiene una bonita historia y mucho significado
para todos los habaneros. Es un centro vital para la economía y
para la supervivencia de la población".
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¿Y para usted qué significa?
"Esto
es mi vida. Aquí vengo todos los días, incluidos los fines de
semana. Pero no soy yo solo. Este lugar lo quieren todos los
habitantes de El Cerro y de toda La Habana." |