"No volvería a
llorar..."
Roberto Monzón
revela su mayor deseo
RAFAEL PÉREZ VALDÉS
En
los últimos tiempos hemos podido observar por televisión escenas
inolvidables del luchador cubano del estilo grecorromano Roberto
Monzón. Una de ellas lo mostraba, con un vendaje en la frente,
ganando el oro en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo'03. La
más reciente, insatisfecho con su valiosa plata olímpica de
Atenas'04.
Lo
vimos ayer por primera vez desde la cita helénica, entrenando con
entusiasmo en el Cerro Pelado, tras haber mejorado un expediente que
también tiene una de plata en el mundial de París'03, bronces en
los de Patras'01 y Moscú'02, así como dos de oro y dos de bronce
en mundiales juveniles...
—
¿Qué ideas han pasado por tu cabeza desde el momento en que
terminó la final olímpica?
"Muchas
cosas. La principal es que no fue el resultado que yo esperaba. Me
sentía bien para ganar. A ese atleta, el sudcoreano Jung, le había
vencido un mes antes. Hubo cosas que pasaron... el arbitraje, aunque
no estuvo del todo mal. Tengo que resignarme. Seguir hacia
Beijing'08, para igualar o mejorar ese desempeño."
Pedro Val, el jefe de
entrenadores, intervino en este punto: "Hay un momento en que
Monzón se encuentra totalmente al ataque, y el sudcoreano pasivo.
El árbitro le marcó pasividad a Monzón. No hubo punto técnico a
favor del asiático, pero con esa decisión se molestaba a Monzón,
se le trataba de desconcentrar. Esa decisión cambió la situación
real del combate.
—
Si pudieras darle atrás al tiempo, ¿volverías a llorar por
terminar con la medalla de plata?
"No
volvería a llorar, ganaría la pelea."
—
¿Te habías enfrentado otras veces con ese sudcoreano?
"No,
solo una vez un mes antes."
—
¿Cuándo vas a discutir la tesis en el Instituto Superior de
Cultura Física?
"Este
año, en diciembre."
—
¿Qué otros planes tienes?
"Obtener
la corona mundial. Me daría mucha alegría dedicarles a mis padres
y a mi hijo el cinturón de oro, que los dan solo en mundiales de
adultos. Nada me haría más feliz que ganar ese cinturón. Es solo
un deseo: no es un pronóstico..." |