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Reencuentro con la
enseñanza
En un aula de la
secundaria básica cienfueguera Frank País un profesor de Inglés
desafía el paso de los años y le imprime un matiz especial a cada
encuentro con los alumnos
MANUEL VARELA Y
RAMÓN BARRERAS
CIENFUEGOS.—
Los alumnos lo miran con mucho respeto. No solo por sus 86 años,
sino porque sus encuentros son una suerte de enseñanza total,
plena. Las clases de Inglés devienen ocasión propicia, como el
educador afirma, para que los estudiantes se familiaricen con ese
idioma tan universal y también para darles elementos que
contribuyan a formarlos de manera integral.
Rafael Mustelier Falcón
después de laborar durante 40 años en el sector educacional como
profesor de Educación Física y Biología se acogió a la
jubilación, pero su corazón se quedó en un aula. Por eso, no lo
pensó mucho cuando le plantearon regresar para impartir clases de
Inglés en la secundaria básica Frank País, de esta ciudad. Él
domina perfectamente ese idioma.
— ¿Por
qué eligió la carrera profesoral?
"Siendo
muy joven fui a un campamento de verano y me entusiasmó mucho ver a
los profesores organizando las clases de natación y los juegos
deportivos. A partir de ahí se me despertó la vocación de
estudiar y formarme como profesor de Educación Física. Cuando
pasó el tiempo y ya no tuve las mismas habilidades para
demostrarles los ejercicios con eficiencia a los alumnos, comencé
entonces a impartir la asignatura de Biología."
—
¿Cuándo se acogió a la jubilación?
"En
1970, pero poco después me ofrecieron que dirigiera la escuela para
instructores de Educación Física que funcionó aquí por un año y
acepté."
— ¿Por
qué retorna ahora a la enseñanza?
"No
sé hacer otra cosa que trabajar con la gente joven. Me ocupo de la
formación de ellos como ciudadanos. Había necesidad de profesores
y preferí volver al aula. Me siento realizado porque los alumnos no
me han recibido como a un anciano, sino como a un amigo y como su
profesor, y han cooperado mucho conmigo. Estoy tan complacido que si
me dicen que debo seguir en la escuela sin ganar un centavo lo
acepto, porque mi regreso se debe a que comprendí que hacía falta
nuestra participación."
— ¿Cómo
fue el primer día?
"Yo
no quise que la directora me presentara. Les dije a los estudiantes
quién soy y lo que significa para mí la enseñanza, y algunos
otros conceptos básicos. Les planteé, por ejemplo, que no soy
capaz de sacar a un alumno del aula, que los problemas los
solucionaríamos en el propio grupo. El profesor debe analizar los
métodos que utiliza porque en los jóvenes siempre hay una
esperanza. Tengo la seguridad de que cuando se siembra amor en la
juventud, uno también lo recoge. Nunca me siento ofendido por las
inquietudes de los muchachos."
— ¿Cómo
aprecia el futuro?
"Tengo
una gran fe en los jóvenes. Si no la tuviera, no fuera maestro. La
juventud cubana se ha formado con el trabajo, con el esfuerzo, con
el estudio, y creo ciegamente en ella. El país requiere que los
jóvenes aporten el ímpetu en todos los campos."
— ¿Qué
valoración hace de las transformaciones en la Secundaria Básica?
"Soy
un admirador de las clases en video. Si se niegan las
transformaciones, estamos negando el progreso. Es cierto que hay
quienes las aceptan más y quienes las aceptan menos. En definitiva,
todos se percatarán con el tiempo de la extraordinaria importancia
que tienen. El esfuerzo que se ha hecho en preparar las clases por
televisión es un ejemplo para el mundo entero. Los docentes estamos
en el deber de apoyar ese proceso."
—
A partir de su experiencia, ¿puede hacer una breve comparación
entre la época capitalista y la revolucionaria en el campo de la
Educación?
"Les
contaré algo. Estudié en la capital del país. Lo que ganaba mi
padre no alcanzaba para pagar mis estudios. Vivía en una Casa de
Huéspedes y la dueña me consiguió que trabajara de sereno en una
clínica privada, ganando 30 pesos mensuales. Nunca pude ir a las
playas de Marianao ni tomarme un refresco, como hacían muchos de
mis compañeros de curso. Solo iba al Malecón a contemplar el mar.
Hoy hay becas, las matrículas no cuestan ni un centavo, al igual
que las libretas, los libros de texto... Los estudiantes lo tienen
todo, desde el preescolar hasta el último año de una carrera
universitaria. ¿Puede existir algo mejor en el mundo?" |