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Beijing brilla y Nueva York preocupada
MIGUEL HERNÁNDEZ
El
6 de julio del 2005, en la Asamblea General del Comité Olímpico
Internacional, en Singapur, se conocerá la sede de los Juegos de la
XXX Olimpiada, entre París, Madrid, Nueva York, Londres y Moscú.
Los franceses son
apuntados como los principales favoritos, mientras hay quienes
consideran que los españoles han pasado a un segundo sitio en la
carrera y parecen los más capaces para disputar a los galos la
codiciada sede —en la que ha vuelto a excluirse en el tramo final
a una ciudad tercermundista— después que los últimos
acontecimientos no han favorecido a estadounidenses, ingleses y
rusos.
En lo más reciente, se
ha conocido que Nueva York retirará su candidatura si el
Ayuntamiento no alcanza los acuerdos que necesita para construir el
estadio principal, que deber servir también de sede permanente del
equipo de fútbol americano New York Jets.
El proyecto olímpico
neoyorquino contempla la construcción de un estadio en la zona
Oeste de Manhattan, que durante los Juegos del 2012 albergaría las
pruebas de atletismo y que costaría en torno a 1 400 millones de
dólares.
Pero diversos colectivos
vecinales y algunos políticos locales se oponen a la nueva
construcción.
Entretanto, Beijing
continúa sus preparativos para auspiciar dentro de cuatro años
unos Juegos que muchos esperan sean los mejores de la historia
olímpica.
Van los chinos con tal
celeridad que el propio COI les ha sugerido que disminuyan el ritmo
para que se ajusten a la fecha de entrega. O sea, que la llamada de
atención es contraria a las tradicionales por atrasos.
China, además, ha
anunciado su deseo de ahorrar dinero dentro de su organización, ya
que construirá cinco estadios olímpicos en lugar de los 10 que
estaban planeados.
El gigante asiático
tiene previsto gastar 37 000 millones de dólares para los Juegos,
inversión que contemplará, de paso, planes de desarrollo
económico y social, con al menos 2 000 millones que se destinarán
a construir una infraestructura ultramoderna.
Una fuente autorizada de
la Administración Nacional del Deporte predijo que los Juegos
Olímpicos del 2008 tendrían un fuerte impacto en tres elementos
básicos de la economía: la inversión, el consumo y la generación
de empleo.
La organización de la
Olimpiada impulsará el consumo en los sectores del transporte,
correos y telecomunicaciones, el turismo, la hotelería y la
restauración. Según análisis de los expertos, las Olimpiadas del
2008 generarán más de un millón de puestos de trabajo. Durante el
Foro sobre la Promoción Comercial de la Economía Olímpica, en
Beijing, se adjudicó a varias empresas la ejecución de una serie
de proyectos, donde destacan la construcción de cuatro líneas de
metro, de líneas de tren ligero y de plantas depuradoras de aguas
residuales, así como la gestión de Internet y otros planes
relacionados con el sector farmacéutico.
En medio de los diversos
efectos positivos de los proyectos para la sociedad china, reconocen
que la construcción de instalaciones deportivas, infraestructuras y
otros equipamientos no es rentable. En efecto, tras la clausura de
los últimos cinco Juegos Olímpicos surgieron una serie de
problemas: instalaciones deportivas vacías, dificultades en la
venta de las viviendas de la Villa Olímpica, baja tasa de
utilización de las infraestructuras, entre otras. Si se invierte
demasiado en estos ámbitos y los bienes de consumo creados están
por encima del nivel adquisitivo de los ciudadanos, se habrán
derrochado los recursos, consideran.
En este sentido, los
Juegos Olímpicos de Atenas son también una experiencia que
ayudará a los chinos a examinar objetivamente los preparativos para
el 2008 y a adoptar una actitud práctica y racional.
Los Juegos Olímpicos
del 2008, además de contribuir al desarrollo sostenible de Beijing,
elevarán su competitividad integral. Además de que el primer lugar
del medallero, por vez primera pudiera ser ocupado por el gigante
asiático socialista. |